Kissinger, el Marco Polo del siglo XX

1 de diciembre de 2023
4 minutos de lectura
Henry Kissinger, el Marco Polo del siglo pasado que descubrió a Deng Xiaoping -cuando aún mandaba Mao, ha fallecido.
Henry Kissinger. | Flickr

CARLOS CABRERA PÉREZ

El mundo acaba de perder a Henry Kissinger, el Marco Polo del siglo pasado que descubrió a Deng Xiaoping -cuando aún mandaba Mao, fraguó pactos con la Unión Soviética, sedujo a Nicolae Ceacescu y a Josip Broz Tito y se vio, secretamente, en varias ocasiones con Fidel Castro; encuentros para los que el cubano se preparaba como si fuera a afrontar unas oposiciones.

Kissinger, apoyado en cualificados informes de Inteligencia y su olfato, capitalizó cuatro descubrimientos estratégicos para los intereses estadounidenses:

1.- En la estancada URSS, mandaba Mijaíl Suslov y no Leonid Bréznhev; encontrando en el canciller Andréi Gromiko un interlocutor preferente.

2.- El reformista Deng Xiao Ping ganaba adeptos en el partido comunista y la intelectualidad de China, tras la criminal Revolución Cultural, aunque disimuló su hallazgo, jugando al Ping-pong con Mao.

3.- El rumano Nicolae Ceacescu y el dandy Josip Broz Tito eran enfants terrible para Moscú, que no veía con buenos ojos sus intromisiones en África y Medio Oriente y sus malabares con Washington y los No Alineados, en el caso del yugoslavo. Gracias a sus tanteos con Belgrado, Kissinger entendió que cualquier desestabilización de Yugoslavia, provocaría una guerra en el corazón de Europa, como ocurrió, tras la muerte del líder balcánico y la caída del Muro de Berlín.

4.- Los países y fronteras dibujados por Churchill y Roosevelt en África y Medio Oriente, en 1945, serían fuentes de conflicto permanente, que el Grupo de Santa Fe (conservadores republicanos) quisieron matizar como de baja intensidad, pero que hoy atormentan a Occidente; pese a los esfuerzos de Biden, Xi Ping y Arabia Saudí para neutralizar a los radicales, y sin la oposición de Irán, que reza todos los días porque acabe la guerra provocada por el ataque de Hamás contra Israel, pues la mayoría de los iraníes, victimas de los ayatolás chíies, apoyan a Tel Aviv.

Kissinger fue el político norteamericano más influyente de la segunda mitad del siglo XX porque dibujó un nuevo marco de relaciones internacionales, basado en las esferas de influencias establecidas después de la Segunda Guerra Mundial, pero renunciando al papel de gendarme mundial, como intentaron luego presidentes estadounidenses de ambos partidos; incluido el polémico Donald Trump.

Por si fuera poco, fue un defensor de los derechos de los animales mucho antes que la actual corriente animalista, cuando consiguió que le dejaran tener a su perro en la habitación de estudiante de Harvard, adonde ingresó por sus méritos académicos, tras haber huido de su Alemania natal, como muchos judíos.

El fin de la costosísima Guerra de Viet Nam y el manejo del conflicto armado del Yom Kippur bastaron para que alcanzara el Premio Nobel de la Paz, enturbiado por su papel en las guerras civiles de América Latina de los años 60-70, del siglo pasado, con varios golpes de estado y altísima represión, como en el caso de Chile, Uruguay, Brasil y Argentina.

Angola inicio de la amistad política entre Kissinger y Castro

Los traumas de Bahía de Cochinos y la Crisis de los Misiles fueron leídos correctamente por Kissinger que -aún en medio de contundente incursión militar cubana en Angola- estableció puentes con Fidel Castro, y pactó garantías y seguridad para el enclave petrolero de Cabinda, en la frontera con el Congo, en manos de Gulf Oil Corporation, que tenía una participación del 50% en la empresa Cabinda Gulf Oil Company (CABGOC) y de Chevron Corporation, que ostentaba el 30% de CABGOC.

El pacto era muy complicado porque Cabinda era la manzana de la discordia entre Angola, aún con el MPLA sostenido por La Habana y Moscú en el poder, y Portugal, que vivía la ilusión de la Revolución de los Claveles y, a su vez, el Kremlin recelaba de la disposición de Castro a garantizar los intereses petrolíferos estadounidenses en el corazón de África y en las narices de nacionalistas recelosos de la presencia cubana, y con proyección continental, como Julius Nyerere (Tanzania) y Kenneth Kaunda (Zambia), desde la incursión de Ernesto Guevara, en 1965.

Kissinger vio en Castro a un interlocutor con quien podía entenderse, pese a su permanente renuencia a hacer concesiones y reformas, escudándose en la vecindad con Estados Unidos y el poderío económico de la emigración cubana, pero ambos pactaron encontrarse secretamente en La Habana, donde único podían estar a salvo de indiscreciones y de la prensa libre.

Uno de los escogidos funcionarios que participó en los “operativos Kissinger”, que siempre iba y volvía hacia y desde La Habana; través de terceros países y en vuelos privados, escoltados por oficiales del comando de Tropas Especiales cubanas, aseguró a FUENTES INFORMADAS que las reuniones entre ambos políticos tenían dos partes, la primera con peticiones y encargos especiales, en la que participaban miembros de sus equipos, y la segunda, en la que se consagraban a hablar de geopolítica, astrología y mujeres, porque “Henry y Fidel eran cultos seductores y sentían debilidad por mujeres como Brigitte Bardot, Sofía Loren y Claudia Cardinale, entre otras.

“Kissinger sabía que éramos serios y si fuimos capaces de garantizar la seguridad de Cabinda en medio de una guerra, podríamos garantizar la suya, aunque siempre en coordinación con sus escoltas”, concluyó la fuente, que rehusó ser identificada.

Sin Henry Kissinger (Baviera, 1923 – Connecticut, 2023), que combinaba la coherencia y disciplina férrea de su país natal con el pragmatismo de su tierra adoptiva, no podrá entenderse la segunda mitad de la centuria pasada, cuando la humanidad asistió al derrumbe del comunismo y, un alumno suyo y adversario político, Zbigniew Brzezinski​, alertó en varios memorándums del peligro proveniente para Occidente de del radicalismo islámico, pero nadie atendió sus reclamos, hasta el trágico 11 de septiembre de 2001.

Aún después del trágico 9-11, se derrocó a Sadam Hussein y se abandonó a Afganistán, creando sendas congregaciones chiíes, y los irresponsables Barack Obama, José L. Rodríguez Zapatero y Tony Blair -entre otros- alentaron la suicida Primavera Árabe, fuente de desestabilización y aliados de Occidente, como Egipto y Túnez (únicas dos naciones en la región, el resto son agrupaciones tribales) y marejadas y hasta guerras civiles en Argelia, Yemen, Bahréin, Libia y Siria.

3 Comments

  1. Muy interesante, la vida de Kissinger es una autentica novela “negra”.
    En sus viajes privados a Madrid mantuvo una cordial relación con un conocido anticuario del Rastro madrileño ” Monasterio” (en las Galerías Piquer y más tarde en la C/ Claudio Coello).
    D.P.

  2. MUY INTERSANTE COMENTARIO. AMIS 75 AÑOS PUEDO DEICR QUE PARTICIPE COMO LECTOR DE ESTOS ACON TECIMIENTOS, TANTO EN LA ISLA CARCEL , COMO EN LA ARGENTINA SURAMERICANA CON INFULAS EUROPEAS. EL RESTOP ES EL PRESENTE CON EL ACTUAL CONFLICTO PALESTINO ISRAELI

  3. MUY INTERSANTE COMENTARIO. AMIS 75 AÑOS PUEDO DEICR QUE PARTICIPE COMO LECTOR DE ESTOS ACON TECIMIENTOS, TANTO EN LA ISLA CARCEL , COMO EN LA ARGENTINA SURAMERICANA CON INFULAS EUROPEAS. EL RESTOP ES EL PRESENTE CON EL ACTUAL CONFLICTO PALESTINO ISRAELI

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