Jason Bateman deja Ozark atrás para sumergirse en la intriga de Black Rabbit

30 de septiembre de 2025
2 minutos de lectura
Jason Bateman I EP

Con esta nueva serie, Bateman demuestra que no teme explorar personajes distintos ni asumir riesgos detrás de cámaras

Después del fenómeno Ozark, Jason Bateman vuelve a Netflix, pero esta vez con Black Rabbit, una serie de ocho episodios que combina crimen, adrenalina y conflictos familiares. Bateman no solo protagoniza, sino que también dirige los dos primeros capítulos. Incluso convenció personalmente a Jude Law para que se sumara al proyecto.

La historia se centra en Vince, interpretado por Bateman, un hermano problemático que llega al restaurante gourmet de su hermano Jake, dueño del local y encarnado por Law. Lo que comienza como un intento de reclamar una herencia se transforma en una serie de conflictos que recuerdan, en intensidad, a la tensión que vivíamos en Ozark.

La serie arranca con un robo de joyas que llena de pánico el restaurante. Luego, los episodios retroceden para explicar cómo llegaron a ese momento. Es un giro que mantiene al espectador al borde del asiento, con acción y drama que se despliegan lentamente. Bateman describe a su personaje como alguien que “toma demasiadas malas decisiones” y que, pese a querer hacer lo correcto, siempre termina complicando la vida de su hermano.

Durante la premier en el Festival de Toronto, Bateman explicó que proyectar los dos primeros episodios en una sala de cine fue “una experiencia distinta”, donde se percibía la calidez del público y la emoción de ver la serie terminada por primera vez. También compartió detalles curiosos, como que su barba en la serie es real y que la dejó crecer pensando en la autenticidad del personaje, según ha publicado Excelsior.

Dirección, confianza y química

Bateman ha acumulado experiencia detrás de cámaras, habiendo dirigido varios episodios de Ozark y de The Outsider en HBO. En Black Rabbit, asumió nuevamente el reto. Las escenas en Brooklyn se filmaron con cámaras discretas, mezclándose con el entorno para capturar la realidad de la ciudad sin que nadie notara el rodaje.

Junto a él, Laura Linney, su antigua compañera de Ozark, dirigió algunos capítulos. “Hacerlo con alguien que conoces y en quien confías hace que todo fluya mejor”, señaló Bateman. Además, su colaboración con Jude Law surgió casi de manera espontánea: se conocieron por Zoom y se vieron en persona solo una semana antes del rodaje, pero la química fue instantánea.

Para Bateman, el secreto de cualquier producción exitosa es crear un ambiente donde todos se sientan cómodos. “Cuando te sientes dueño del proceso, das un poco más de lo habitual”, explicó. Esa filosofía se refleja en cada escena de Black Rabbit, donde la tensión, la acción y los conflictos familiares se mezclan con un ritmo que mantiene al espectador enganchado.

Con esta nueva serie, Bateman demuestra que no teme explorar personajes distintos ni asumir riesgos detrás de cámaras. Black Rabbit no solo marca su regreso a Netflix, sino también una muestra de su evolución como actor y director, dispuesto a experimentar y sorprender a la audiencia.

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