Israel acusa a Suráfrica de asociarse a Hamás, tergiversar los hechos en Gaza y manipular la Jurisdicción del TIJ

13 de enero de 2024
3 minutos de lectura
Israel
Malcom Shaw. | The Telegraph

Netanyahu confía la parte mollar del contrataque jurídico al barrister Malcolm Shaw

El Tribunal Internacional de la Haya (TIJ), según anunció su presidenta, la jueza norteamericana Joan Donoghue, comunicará en breve a una nueva audiencia su decisión sobre las medidas cautelares solicitadas por Suráfrica para poner fin a la guerra de Gaza. En realidad, según fuentes del tribunal, el fallo se hará con la mayor celeridad posible porque el 6 de febrero cuatro magistrados de los quince del panel tienen que ser renovados. Y entre ellos se encuentra la actual presidenta, la jueza norteamericana Donoghue, elegida en 2010 y reelegida en 2015.

La defensa de Israel hizo honor al dicho según el cual la mejor defensa es un buen ataque. En este caso quizá se han pasado de frenada.

“Si hay algún genocidio en esta guerra, es el que ha practicado Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023”, explica al profesor y abogado (barrister King Counsel) Malcolm Shaw (Liverpool, 1947), uno de los primeros espada del estgablishment legal del Reino Unido y distinguido por la Universidad de Jerusalén en 1971.

Shaw ocupó cincuenta y cinco minutos, el doble de tiempo de todos los demás, y sobre todo del asesor legal del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Tal Becker.

Esta división del trabajo de exposición indica que Benjamin Netanyahu confía en el tema procesal y en el prestigio de Shaw, experto en genocidio y derechos humanos, para persuadir a los magistrados del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) -15 jueces a los que se unen dos ad hoc, uno por Israel y otro por Suráfrica– de que el riesgo de adoptar medidas cautelares en la fase preliminar, como pide la demanda surafricana, es altísimo porque cuando el tribunal dicte su veredicto final puede llegar a la conclusión de que los aspectos del genocidio denunciados no tienen consistencia.

Shaw atribuyó mala fe a Suráfrica por haberse inventado, dijo, una diferencia con Israel sobre la Convención contra el Genocidio de la cual son parte ambos países. Según informó, el Gobierno de Sudáfrica debía intercambiar opiniones con el de Israel para sustanciar las diferencias. “Lo que hizo Suráfrica es enviar una nota verbal el 21 de diciembre a Israel y el gobierno israelí manifestó su disposición a reunirse. Pero ese encuentro no tuvo lugar.

La Convención de Genocidio

Suráfrica presentó la demanda unilateralmente el 29 de diciembre sin esperar la clarificación de las posiciones y de las diferencias”, señaló. ¿Por qué Suráfrica actuó de esa forma? Según Shaw, “Suráfrica apoyaba y sigue dando respaldo a Hamás y ha recibido después del 7 de octubre en su país a dirigentes de Hamás”, enfatizó. Según esta línea procesal, Suráfrica ha negado a Israel el derecho de expresar su posición para recabar primero cuales son las diferencias entre ambos países que se exige en la Convención de Genocidio.

“Esta manera no es un hecho formal. Se ha dado como un hecho consumado una diferencia porque esa diferencia es lo que da jurisdicción a este Tribunal. Por tanto, el TIJ no tiene esa jurisdicción”, matizó. Shaw, asimismo, alertó que si bien en esta fase de medidas cautelares no se discute si Israel comete delito de genocidio en Gaza, es lo cierto que el tribunal tiene que asumir la convicción de la plausibiliad de los hechos descritos. Y tal como los presenta Suráfrica tales hechos son parciales y pueden ser calificados como un libelo”.

Shaw enfatizó que en la demanda de Suráfrica Hamás prácticamente no existe. Y todos los hechos se han derivado del ataque del 7/10. “Por tanto, la demanda está privando a Israel de su derecho a defender a sus ciudadanos, a protegerlo de los ataques terroristas”.

En su exposición, Tal Becker, asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, invocó la “memoria colectiva del sistemático asesinato premeditado de 6 millones de personas”. Señaló que Israel “es consiente, somos los primeros en firmar sin reticencias la Convención contra el Genocidio, era una promesa a Israel, y al mundo, del Nunca Jamás. Pero para algunos esto solo es un slogan Never again es para algunos es un slogan y ocultar la carnicería que se produjo en Israel el 7 de octubre de 2023”.

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