Este miércoles, con la publicación de sus memorias, Isabel Preysler ha vuelto a acaparar titulares. La socialite, conocida como la ‘Reina de Corazones’, ha mostrado un lado más íntimo y sincero. Entre las páginas de su libro, no solo comparte anécdotas de su vida y relaciones, sino también cartas que le envió Mario Vargas Llosa durante los años que estuvieron juntos, de 2015 a 2022.
Las misivas del Nobel de Literatura eran cariñosas y emotivas. En ellas, se dirigía a Isabel como «querida» o «amor mío», y no dudaba en confesar sus sentimientos: «Te quiero» o «Nunca imaginé que me harías tanta falta». Eran cartas que reflejaban un amor intenso, lleno de palabras que buscaban mantener viva la llama de su relación. Sin embargo, la historia de amor también tuvo su final, marcado por desencuentros y momentos difíciles.
El punto final llegó el 12 de octubre de 2022. Según relata Isabel, la decisión se debió a «ridículas escenas de celos» y al comportamiento inesperado de Vargas Llosa, que había entrado en su casa sin avisar y enviado a otra persona a recoger sus cosas. En respuesta, Isabel escribió una carta clara y firme para poner fin a la relación, según ha publicado 20 minutos.
En su escrito, la socialite dejó patente su irritación: «Nuestra relación ya no se parece en nada a la que teníamos al principio». Criticó la mala educación que, a su juicio, hacía imposible la convivencia: «Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás». También subrayó que no iba a tolerar más celos ni comportamientos que consideraba inaceptables: «Por respeto a mí misma y porque me lo merezco, no voy a dar por bueno ese comportamiento».
La carta terminaba con un gesto sorprendentemente elegante, pese a la firmeza: Isabel pidió que alguien recogiera las pertenencias de Vargas Llosa y cerró con un simple «un abrazo».
Lamentablemente, el escritor falleció en abril de este año. Isabel se ha referido a ello en entrevistas, aclarando que no tuvo oportunidad de despedirse de él y que la familia no lo habría permitido. Aun así, sus memorias permiten conocer un lado más humano y transparente de la socialite, mostrando que incluso los romances más emblemáticos tienen sus complejidades y sus límites.