FRANCISCO MANUEL LUQUE MARTÍNEZ
Los dispositivos médicos, la ingeniería genética y la telemedicina son algunos ejemplos de las nuevas tecnologías empleadas en el ámbito de la medicina, que se están mejorando gracias a sistemas dotados de inteligencia artificial (IA).
Estamos entrando en la era de Salud 4.0, en la que se analizan gran cantidad de datos de salud, y se analizan a través de algoritmos definidos por expertos en la materia, los cuales proponen soluciones a problemas médicos. Estas aplicaciones se están utilizando en situaciones como el pronóstico de la calidad de vida de los pacientes con cáncer, ayuda en la toma de decisiones sobre el tratamiento clínico más adecuado o el uso de reconocimiento facial para detectar fiebre en personas. Ya hay estudios que dicen que el modelo de IA basado en el aprendizaje profundo es superior al de las herramientas de triaje.
Pero se teme que este tipo de sistemas de IA sea presentado a la sociedad como superior a la experiencia médica, lo que podría suponer que se implemente prematuramente en los sistemas de salud y hacer que su desarrollo se produzca sin una rigurosa base de evidencias. Para evitar que esto suceda se debe hacer una investigación basada en la ética, rigurosidad y la transparencia.
Como desafíos del uso de la inteligencia artificial en un entorno hospitalario, es necesario invertir en capacitación de profesionales de la salud para operar correctamente los sistemas de IA disponibles, asegurando el enfoque bioético.
Deben aplicarse los principios éticos en todas las etapas del desarrollo de la IA, desde la responsabilidad de los programadores (no maleficiencia), la protección y autorización del uso de datos de pacientes a la hora de analizar el uso de la IA, especialmente en un entorno hospitalario.
Papel de algunos sectores
Sobre el papel de los comités de bioética (ética asistencial y ética de la investigación), es fundamental la participación de estos comités en la asistencia a los profesionales sanitarios en la toma de decisiones apoyadas en la IA, frente a las decisiones corporativas o de autoridades hospitalarias. al abordar un modelo de toma de decisiones con enfoque computacional, la última palabra la tendrá siempre el profesional capacitado, que no tendrá que renunciar al ejercicio de su conciencia ética.
Respecto al papel del Estado en la era de la inteligencia artificial, la regulación de la IA es primordial, para ello la referencia es la Recomendación sobre la ética de la Inteligencia Artificial, publicada a finales del 2021 por la Organización de las Naciones Unidas.
Es necesario que la Inteligencia Artificial esté regulada de manera efectiva, para que la tecnología esté al servicio de la humanidad y no lo contrario. Para terminar, quisiera exponer aquí un microrrelato que refleja lo que puede ser la situación de los hospitales en el futuro, con la aplicación estas nuevas tecnologías:
SANIDAD 5.0
—Te has enterado, han echado a Fernando.
—Si continuamos así nos expulsarán a todos los sanitarios.
—Primero fueron los radiólogos, después los analistas, los microbiólogos, y los médicos de familia. Ahora van a incorporar el Robot Da Vinci con la IA GPT diez, que es capaz de operar de manera autónoma.
—¡Madre mía! se cargarán también a los cirujanos, ¿a dónde vamos a llegar?
—Al desempleo, lo próximo será que nos sustituyan a las enfermeras, ya se habla de Moxi 5.0.
—Moxi, ¿el robot enfermero? Pero, ¿y la humanidad, dónde queda? —Esos robots que nunca se cansan y obedecen a ciegas, les salen económicamente rentables. Los enfermeros humanos no. Estamos anticuados, nos van a tirar a la basura como si fuéramos comida caducada. Solo me queda el recurso de hablar con el director Gerente del hospital, al fin y al cabo soy la directora de Enfermería. —El director gerente la está esperando, le anunció la secretaria.
—Pase directora, ¿Qué necesita?
—El asunto de siempre, la sustitución de los sanitarios por robots.
—¿Se refiere a la Inteligencia Artificial?
—Sí claro, a ese problema. Lo hemos comentado otras veces. Necesito que me diga si esto va a continuar pasando.
—Bueno la política que tienen los inversionistas del hospital de disminuir costes.
—Pero eso siempre ha sido así, ahora hablamos de quitar profesionales por un frío robot o un programa.
—La evidencia se impone directora, la IA está abaratando y mejorando los resultados con los pacientes. Con ellos se diagnostica mejor, y más rápido.
—Yo no digo que no se use esta herramienta, pero un hospital es más que una máquina de curar a la gente, también se cuida de su salud mental.
—Creo que se equivoca, las máquinas pueden superar a los humanos. La junta de accionistas apuesta por ello.
—¿Eso qué quiere decir?
—Que próximamente todos los profesionales humanos serán sustituidos por su correspondiente artificial.
—Pero no se da cuenta de que eso va contra los pacientes, las personas se revelarán. Al final también usted será sustituido, no lo entiende.
—Lo comprendo perfectamente respondió el director, que se acercó la mano a la cara y quitó una parte de ella, dejando ver circuitos impresos y engranajes.
—¡Dios mío! ¡Es usted una máquina! exclamó la directora con un sobresalto que hizo que se levantara asustada.
—Soy una copia casi perfecta del antiguo director, el verdadero fue cesado hace una semana, pero la junta decidió que yo me pareciera a él, para no sobresaltar demasiado al personal. Pronto todos seréis sustituidos. La directora salió corriendo del despacho con cara de terror, mientras su jefe robótico se ponía la máscara. Fuera sintió ahogo y dolor en el pecho, le flojearon las fuerzas y cayó al suelo.
—¿Le ocurre algo directora? Preguntó la secretaria.
—Parece que está sufriendo un infarto—, dijo el gerente. No se alarme directora, nuestro nuevo personal la atenderá y quedará como nueva, comentó mientras le guiñaba un ojo, y esta trataba de gritar antes de perder la consciencia.