WILLIAN AMARO GUTIÉRREZ
El orgullo, prepotencia y vanidad al compararse con otros y sentirse superior es aborrecible a los ojos de Dios
«¡¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están podridos, llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” Mat.23:27.
Recién tuve una conversación informal con un amigo cristiano de una congregación evangélica y tocamos el tema de la adoración verdadera. Pude escuchar de su boca conclusiones acerca de la falsa adoración que practica la Iglesia Popular refiriéndose específicamente a las imágenes. A lo cual le dije que él también estaba presentándose como un idólatra. A lo cual replicó rápidamente con una pregunta ¿Yo idólatra? Sí, le dije.
En el mundo de la cristiandad, específicamente en el protestantismo y eso hay que decirlo, existe la inclinación manifiesta de convertirnos en jueces de hermanos de otras denominaciones religiosas. Quienes seguimos las enseñanzas de Dios a través de su Palabra escrita, obviamente no participamos de ese tipo de adoración. Dios lo prohíbe. “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios” Ex. 20:4,5. Es una seria recomendación que Dios hace, la cual deberíamos tener en cuenta.
Sin embargo, esto no solamente es idolatría. Quizás sea fácil para estos cristianos criticar y censurar a sus semejantes que lo practican. Lo malo, lo hacen con irrespeto, autosuficiencia, vanidad y burla, lo cual Dios condena. Entonces hay otras formas de idolatrar, tal vez peor que la que cuestionan y muchos son practicantes de la misma. Y quizás sea más perniciosa, por cuanto no se ve a simple vista, se disimula y por la habilidad pasa inadvertida. Eso se llama Auto-idolatría. Definida por el diccionario como Vanidad también. Del latín vanĭtas, cualidad de vano (vacío, hueco o falto de realidad, sustancia o solidez). Sigue diciendo. “Se trata de una especie de auto-idolatría: el vanidoso rechaza a Dios ya que se tiene a sí mismo. La vanidad, de hecho, es pecado y engendra otros pecados” ¿Cómo les parece? Y esta forma de idolatría es terrible. Incluso, mucho más grave que la que vemos y cuestionamos en aquellos que se inclinan y adoran imágenes.
La idolatría que tanto critica el cristiano “perfecto” se manifiesta en su autosuficiencia. Creerse “un sabio”, sin darse cuenta que su actividad humana, en cuanto a su conducta visible o secreta está siendo registrada en los libros del cielo y dará cuenta por ello a su debido tiempo. Su orgullo, prepotencia y vanidad al compararse con otros y sentirse superior es aborrecible a los ojos de Dios. Son líderes de sus congregaciones pero subestiman, ignoran y hasta humillan a sus prosélitos. Algunos tienen estudios teológicos importantes, entonces se creen que saben más que Dios y no caen en cuenta que andan perdidos.
A estos cristianos les pasa hoy, tal cual como le sucedía a la dirigencia judía del tiempo de Jesús, a los cuales el Señor Dios, Salvador y Redentor Jesucristo les decía la verdad «¡¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!!” La escritora cristiana norteamericana Helen White los expone así «Los seres humanos siempre están ansiosos de alabarse a sí mismos o de que otros los alaben; también son muy dados a la adulación. Debido al orgullo, característica profunda del corazón humano, se aconseja tener cuidado al dar o recibir «lisonjas o alabanzas» Libro. Palabras de Vida del Gran Maestro. Pág. 126. ¿Cómo les parece?
*Por su interés reproducimos este artículo publicado por William Amaro Gutiérrez en el diario El Impulso