Gisèle Pelicot, de 72 años, regresa este lunes a los tribunales de Nimes para la apelación de Husamettin Dogan, el único de los 51 condenados por violarla que ha decidido recurrir su sentencia. Dogan, de 44 años, fue condenado en 2023 a nueve años de prisión por violación agravada, aunque permanece en libertad provisional por motivos de salud mientras se revisa su caso. Este proceso reabre una de las páginas más oscuras y mediáticas de la justicia francesa reciente.
El caso conmocionó a Francia cuando se reveló que Dominique Pelicot, marido de Gisèle, la drogó durante más de diez años para permitir que decenas de hombres abusaran sexualmente de ella mientras permanecía inconsciente. Pelicot grabó los ataques y los archivó cuidadosamente en un disco duro, lo que permitió identificar a la mayoría de los agresores. Su esposa, sin conocimiento de lo ocurrido, descubrió años después la magnitud de los abusos, convirtiéndose en una figura de enorme valentía al enfrentarse públicamente a sus agresores.
Durante este nuevo juicio, Gisèle comparecerá como testigo, aunque no está obligada a hacerlo. Su abogado, Stéphane Babonneau, explicó que “necesita estar presente hasta el final del proceso”, a pesar del trauma que supone revivir los hechos. El tribunal volverá a visualizar parte de los vídeos grabados por su marido, una decisión dolorosa pero necesaria para esclarecer la verdad. Dogan alega que desconocía que la víctima estuviera inconsciente, aunque la investigación demostró que Dominique Pelicot advertía expresamente a los participantes de que su esposa estaba sedada.
El primer juicio, celebrado en 2023, terminó con 46 condenas por violación, dos por intento de violación y otras dos por agresión sexual. Dominique Pelicot recibió la pena máxima de 20 años de prisión. El caso trascendió lo judicial y se convirtió en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual en Francia. Gisèle fue reconocida con la Legión de Honor, una carta de apoyo de la reina Camila y un puesto en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo según Time.
Sin embargo, el proceso dejó profundas heridas familiares. De sus tres hijos, solo el menor, Florian, sigue a su lado. Su hija Caroline rompió relaciones tras descubrir imágenes suyas semidesnudas entre los archivos de su padre y acusó también a Dominique Pelicot de abuso. “Su silencio marcó un punto de no retorno”, escribió Caroline, que ahora mantiene distancia con su madre, a quien considera cómplice por omisión.
Hoy, Gisèle Pelicot intenta reconstruir su vida lejos del foco mediático, refugiada en la Isla de Ré. Sin embargo, la prensa francesa sigue rastreando sus pasos, vulnerando en ocasiones su privacidad. Su abogado ha denunciado la publicación de fotografías recientes con su nueva pareja. “Gisèle es una víctima que se ha convertido en figura pública a su pesar”, afirmó su representante legal, reflejando la paradoja de una mujer que sobrevivió al horror y, sin buscarlo, se transformó en emblema de resistencia y dignidad.