George Orwell: 1984 (Episodio 2) “El Gran Hermano”: El Gran Hermano te vigila

6 de mayo de 2024
9 minutos de lectura
Traducción del texto "El Gran Hermano te está mirando" I Fuente: Flickr

“Despiertos o dormidos, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape”

Muchos pensarán que el formato “Gran Hermano” que se emite en televisión, es un invento moderno, que ha salido de la mente de algún productor o guionista de alguna cadena de entretenimiento. Esa casa llena de cámaras de televisión y micrófonos para no perder detalle de nada de lo que pasa ni de lo que se dice. Hasta un empotramiento furtivo bajo las sábanas es perfectamente grabado y posteriormente diseccionado en el plató.

Pero esa idea no es nueva. La ideó el autor del libro “1984”. El Gran Hermano del que se habla en ese libro es el Gobierno, el poder que quiere controlar hasta nuestros pensamientos.

En el año 1949, George Orwell ya escribió al respecto de lo que él llamó “telepantalla”, una especie de televisión plana que no se podía apagar nunca. Ese aparato no solo emitía la publicidad que El Gran Hermano quería, sino que también captaba tanto el sonido como la imagen del individuo que la tenía en casa de manera obligatoria. Así, no solo recibía el adoctrinamiento correspondiente, día y noche, sino que también se le podía controlar para comprobar que no se saliera de la línea marcada, que no cometiera el mayor crimen que se puede cometer: el “crimental”.

Leo en los medios que el PSOE ha pedido a la Audiencia Nacional que investigue si la “policía patriótica” investigó al padre de Begoña Gómez, “la inmaculada presidenta” con el fin de hundir a Pedro Sánchez. A estas alturas del curso supongo que todo el mundo sabe que el padre de Begoña Gómez era el propietario de varios negocios “de la noche”, esto es puticlubs y saunas gays, y que su hija era la administradora de los mismos. Pero eso no es lo importante. Lo importante es que el Gran Hermano ya investigó al entorno de Pedro Sánchez desde el momento en que sobresalió un poco en política. Y digo “El Gran Hermano” y no la “policía patriótica”, término éste propio de la “neolengua” de la cual hablaremos más adelante.

D. Juan María de Peñaranda Algar, ordenó en el año 1975 la llamada “Operación JANO” de vigencia continua. La ordenó al entonces SECED, luego CESID y ahora CNI. Dicha operación consiste en recopilar información de todas aquellas personas y su entorno familiar y social, que puedan tener o suponer un peso en la vida política de este país, entendiendo con ello que empresarios, banqueros, jueces y fiscales, periodistas y cualquiera que pueda tener un peso específico en el día a día de España ha sido investigado y toda su historia está en la base de datos JANO.

Les paso un adelanto de mi segunda novela, todavía no publicada, al respecto de este informe. Tengan en cuenta que es ficción. ¡O no!:

¡No! No incumplirían las promesas hechas. Estaban atados y bien atados. A parte de los contratos, les había dejado ver algunas partes de la base de datos JANO.

Esta base de datos, este informe, recibía el nombre del Dios Jano. Representado por una cabeza con dos caras mirando en direcciones opuestas, se supone que una mira al futuro y la otra mira al pasado. Es el Dios que mira al futuro, pero sin olvidar las marcas dejadas por el pasado. El primer mes del año, enero, está dedicado a él. Y ese era el fin último de la base de datos JANO.

Durante más de cincuenta años, el CNI o sus anteriores denominaciones, había recopilado información privada de más de un millón de personas que pudieran tener algún interés para el Estado: Políticos, hasta una segunda o tercera línea, empresarios, periodistas, jueces, fiscales, obispos. Todo aquel que tuviera el más mínimo poder o influencia en España estaba reflejado en esa base de datos.

Y por supuesto también se había espiado a la Casa Real y a su entorno. El ex marido de la Reina Dña. Leticia, el verdadero motivo del suicidio de su hermana, el “compiyogui”, etc. Todas las intimidades españolas, sobre todo las tendencias sexuales estaban ahí, aunque últimamente, los últimos años, ese tipo de información había pasado a un segundo plano.

Por supuesto había mucha información inútil. Por ejemplo, todo lo anterior a 1990. Pero los últimos treinta años eran muy jugosos y todo ello estaba en unos pendrives perfectamente encriptados que yo poseía a buen recaudo. Varios terabytes de fotografías, vídeos, conversaciones telefónicas y entrevistas, documentos escaneados, facturas, contratos e informes varios.

Mucha de esa información era ya de patio de porteras, ya que los tiempos cambian y lo que era importante en los 80 del siglo pasado, ahora en la década del 20 del siglo XXI no lo era tanto, como las inclinaciones sexuales. Cotilleos más propios de los programas rosas y que ya no tenían la importancia que se les dio en su momento.

Por ejemplo, el hecho de que la Ministra de Defensa del momento, vamos a llamarla Rosa Pinos, con el Gobierno de Pedro Sánchez y Magistrada del Tribunal Supremo en situación de excedencia fuera lesbiana no era algo que pudiera hacer daño en esos primeros años del siglo actual, cuando ser homosexual estaba hasta bien visto, era chic, era lo más.

Y ello a pesar de que Dña. Rosa Pinos no le daba bombo y platillo a su orientación sexual, vamos que no había salido del armario todavía, como lo había hecho, por ejemplo, el Ministro del Interior y también Magistrado-Juez, D. Fernando Grande Marlaska o el Ministro de Política Territorial.

Lo verdaderamente importante y que sí podía hacerle daño a esta señora, eran las amenazas, las extorsiones, las coacciones y la vida imposible que les había propiciado, al menos, a dos de sus exparejas sentimentales.

Porque Dña. Rosa Pinos, alias “La Ratita Presumida”, era muy celosa y posesiva en sus relaciones sentimentales y no perdonaba. Lesbiana, celosa, posesiva y sumamente vengativa. Y por supuesto había utilizado al CNI y a la Policía Nacional para llevar a cabo sus venganzas personales y eso sí era constitutivo de delito.

También es interesante saber y poder demostrar que esta señora había sido o había estado mezclada en dos asuntos muy sustanciosos: La destrucción del aparato de fax, donde se había recibido la supuesta orden de extradición del Sr. Roldan, que no fue detenido en Vietnam o por algún país del Oriente, sino en París, y que ella fue la “jueza amiga” que dio el chivatazo en el caso del espionaje a la cúpula del PP madrileño que desembocó en que cuatro o cinco altos cargos tuvieran que sentarse en el banquillo de los acusados.

Tampoco era importante que un Ministro fuera homosexual cuando era público y notorio, ya que estaba casado con bombo y platillo, cámaras, luces y taquígrafos, y acudía a los actos protocolarios con su marido.

No. Eso no era importante. Lo importante figuraba en el informe JANO. Lo verdaderamente importante eran las fotos y los vídeos muy jugosos donde se ve como se bajan los escoltas del coche oficial y se alejan unos metros y el Sr. Ministro, se baja también del coche para dejar paso a un chapero, a un puto y en posición suplicante, el Sr. Ministro le come la polla. Informes, declaraciones juradas y las fotocopias de los billetes con los que pagaba al chapero sus servicios, todo esto cuando el Sr. Ministro era Juez de Instrucción en Bilbao.

Pagaba estos servicios sexuales con los billetes que se le daban al Sr Juez de los fondos reservados para cuestiones de seguridad personal, como comprarse ropa o tintar los cristales de su vehículo particular o pagarles la comida a sus escoltas.

Y lo importante de verdad era que esos chaperos que se dejaban comer el ciruelo por el Sr. Juez no tenían más de 16 años por aquel entonces, como “El Txori”, su favorito. Nombres, direcciones actualizadas, declaraciones juradas. Eso sí era importante.

Cotilleo era un vídeo y unas fotos donde se veía a “La Narcisa”, mote con el que se conocía en el argot a otro Ministro de Defensa, en posición “poco bizarra” tal y como decía el informe redactado por militares, claro, posición que el común de los españoles conoce como “que le están poniendo el culo como la bandera de Japón”. A cuatro patas y empalado, perdón, enculado.

Cotilleos eran los cuernos y la paternidad de la criatura que había parido la también Ministra de Defensa con el PP, paternidad que se atribuye al entonces amante y ahora compañero o marido. “El polla de Hierro”, conocido por este mote en su círculo más íntimo debido a su gran herramienta.

Obispos y Cardenales pederastas y drogadictos. Periodistas de investigación que no investigaban nada, pero que publicaban informaciones falsas y destructivas para los oponentes políticos de los que pagaban las nóminas. Empresarios con miles de millones en Suiza, Panamá y diversos paraísos fiscales que no habían pasado ni pasarían por los juzgados ya que habían contribuido a “la causa”.

Todos los responsables políticos habían sido monitorizados desde que habían destacado en las juventudes de sus partidos. Sabían y podían probar si habían fumado porros, se habían emborrachado o se habían metido una rayita de polvitos de la risa.

Sabían y podían probar si habían ido de putas o de putos. Ministros meapilas de misa diaria, rosario y cuota al Opus Dei, con queridas y pisitos puestos por el Estado. Y algunos con niños. No. No con hijos, sino que mantenían relaciones sexuales con niños, que se los follaban, lo que se llama pederastas.

Todo esto estaba en la base de datos JANO. Y dentro de ella un apartado especial, una subcarpeta titulada “Control de Togas”, reservada a jueces y fiscales. Pederastas, drogadictos, maltratadores, conducción bajo los efectos del alcohol y de alguna que otra droga, algunos con accidente y con algún que otro muerto de por medio, homicidio que se había comido algún que otro voluntario a cambio de la reducción de alguna otra condena o simplemente mediante dinero, prevaricación y cohecho.

El caso, el fin último, consistía en evitar que el Poder Judicial sufriera daños. ¿Cuántos jueces o fiscales han visto ustedes entrar en la cárcel? ¿Ninguno? Así es. Efectivamente. Y ello induce a pensar que algo es este país está podrido. Y efectivamente así es, algo está podrido.

Y cuando, por ejemplo, una manzana está podrida, se saca de la cesta y se tira a la basura para que o se pudran las demás. Es lo mismo que hace la sociedad con los delincuentes, los apartan, los meten en la cárcel. Pero eso no sirve. Si metes a todas las manzanas podridas en la misma cesta, se pudren más rápidamente.

Cuando un miembro del cuerpo está podrido, tiene la gangrena, se amputa, se corta, como se dice, se corta por lo sano.

Y eso es lo que había que hacer con toda la corrupción. Cortarla por lo sano.

Y la base de datos JANO está en poder del gobierno de turno. Es tontería pedir a la Audiencia Nacional que investigue lo que el propio gobierno sabe que ya está investigado. Lo hacen para correr una cortina de humo. El Gran Hermano vigila día y noche y sabe perfectamente que la “policía patriótica” (se les llama así cuando gobernaba el PP, pero también investigaban al PP cuando eran los del PSOE los que gobernaban, que no se les olvide) investigó al entorno familiar de la figura ascendente de un socialista que quería y podía hacerse con el mando y liderazgo del partido socialista, sí, aquel que con su coche recorrió España entera y convenció a las bases de su partido, visitándolos en las “Casas del Pueblo”, de que él era la mejor opción. La otra opción viajaba en avión, en el avión de telefónica, y por eso no llegó a los votantes de su partido. Ahora se conforma con ir a los platós de televisión y no parecer muy crítica con el “Gran Líder, con el “Gran Hermano”.

Puede que muchos me llamen paranoico o “conspiranoico” por lo que voy a decir, pero después les pediré que hagan una pequeña prueba. El Gran Hermano está aquí y nos vigila permanentemente. Todos nuestros aparatos, ordenadores, teléfonos, televisores inteligentes, etc, nos vigilan. ¿Para qué? ¿Para vendernos más y mejor? Puede. ¿Para tenernos controlados? Puede.

No me creen. Lógico. Hagan una pequeña prueba. Cojan sus teléfonos inteligentes y pónganlos sobre la mesa y después en voz alta hablen sobre algo que no deseen o no tengan intención de comprar, como por ejemplo sobre ser incinerados cuando mueran o comprar un coche eléctrico, o un reloj inteligente de esos que miden la glucosa en sangre. Al cabo de unas horas o como mucho al día siguiente tendrán en su correo electrónico publicidad de esos productos específicos.

Hagan la prueba. Y después tengan mucho cuidado con lo que hablan en sus casas, en sus trabajos o en el wáter.

Alfonso Pazos Fernández

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