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Franco sí, comunismo tampoco

Franco. | EP

A algún político pensante se le ocurriría este acierto lingüístico que define posiciones, ya en su raíz, altamente despreciables.

Elegir es quedarse en carne viva, ir revistiendo la desnudez de la inteligencia con ropajes que no cercenen la libertad, la dignidad de los seres humanos ni el compromiso solidario con la justicia y sus determinaciones. Estas tres realidades, mal que bien, arropan el ideal que llamamos democracia.

Y ahora, este Gobierno de nuestras pasiones, pretende desnudarnos de las conquistas alcanzadas en la Transición para vestirnos de nuevo con la indecencia. Propone una ley que prohíba a los jueces admitir querellas basadas en “recortes de prensa”, liberar de delito a las ofensas religiosas y añadir nuevas causas para recusar a los jueces… Nuestras alas, entonces, serían las de un pavo y no las de un águila.

Franco sí, comunismo tampoco. Y menos todavía esta profilaxis del pensamiento que pretende el Gobierno por pura conveniencia delictiva y que nos reduciría a la mansedumbre de los corderos que ellos degollarían a su antojo, según la lana.

pedrouve

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