En el encuentro anual del Patronato del Instituto Cervantes, celebrado en el Palacio de Aranjuez, el rey Felipe VI quiso poner el foco en un aspecto que trasciende cifras y estadísticas: la experiencia humana de los hispanohablantes en Estados Unidos. Más allá del crecimiento del español como lengua estudiada y hablada, el monarca recordó que la comunidad hispana vive hoy una “realidad compleja”, influida por decisiones recientes que afectan a su reconocimiento y visibilidad cultural.
Felipe VI insistió en que el español no es solo un idioma en expansión, sino un elemento profundamente ligado a la identidad de Estados Unidos. Subrayó que la historia de ese país, que celebrará pronto el 250 aniversario de su independencia, no puede entenderse sin la huella del mundo hispano. Las comunidades que hablaban español estaban allí mucho antes de la creación del propio Estado, y su legado sigue siendo visible en ciudades, tradiciones, y en millones de familias que conservan la lengua como parte de su memoria y su presente.
En este contexto, el rey defendió que la lengua es un puente cultural y un espacio de libertad, especialmente en tiempos marcados por tensiones geopolíticas, rivalidades y discursos de división. Por ello agradeció la labor del Instituto Cervantes, cuya misión, explicó, es más necesaria que nunca para preservar la riqueza lingüística y abrir caminos de entendimiento entre culturas, según Europa Press.
El papel del español en Estados Unidos no está exento de desafíos. Durante un encuentro con la prensa, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, expuso que ciertas posturas políticas, como la actitud hostil del presidente estadounidense Donald Trump hacia el español y hacia la Unión Europea, están complicando la apertura de nuevos centros, especialmente en Miami. Aun así, la institución continúa trabajando con universidades y otras entidades para impulsar proyectos educativos que fortalezcan la enseñanza de la lengua.
La reunión del Patronato también estuvo marcada por la ausencia de la RAE y de la ASALE, que expresaron su desacuerdo con decisiones recientes del Cervantes y con la gestión de su director. Aunque esta situación refleja tensiones internas dentro del ámbito lingüístico, no restó importancia al mensaje central del encuentro: la necesidad de seguir defendiendo el español como un patrimonio cultural compartido.
Felipe VI concluyó apelando al valor de quienes trabajan cada día por promover la lengua y la cultura hispana. En un mundo lleno de desafíos, recordó que el español sigue siendo una herramienta poderosa para unir, dialogar y comprender la diversidad que define a millones de personas en ambos lados del Atlántico.