El desconcierto se ha instalado en el Partido Popular. Nadie sabe qué pasará con Carlos Mazón, presidente de la Generalitat y líder del PPCV. Su posible salida ha abierto un terremoto interno que amenaza con salpicar a la dirección nacional. Mientras tanto, Alberto Núñez Feijóo guarda silencio. No quiere precipitarse. Espera a hablar con Mazón este domingo, en una conversación que podría ser decisiva para el futuro político en la Comunidad Valenciana.
Desde la cúpula del PP insisten en que la decisión de dimitir o no “depende de él”. Pero el reloj corre, y en las filas valencianas se multiplican los movimientos. El viernes, los tres presidentes provinciales, Vicente Mompó, Toni Pérez y Marta Barrachina, se reunieron junto al secretario general, Juanfran Pérez Llorca. De esa cita salió un nombre de consenso: el propio Mompó, actual presidente de la Diputación de Valencia. Una propuesta que, según fuentes del partido, ha sorprendido a Génova.
La dirección nacional no ha dicho nada públicamente. Prefiere esperar a que Mazón hable. Pero en privado, varios dirigentes reconocen que el clima es “de polvorín”. Algunos creen que la maniobra de los barones provinciales ha acelerado una crisis que Feijóo quería controlar con más calma. Otros, directamente, dan por hecho que la etapa de Mazón está terminando, según Europa Press.
Las presiones para que Mazón dé un paso atrás se han intensificado. La escena del funeral por las víctimas de la DANA, donde fue increpado por familiares con gritos de “dimisión” o “cobarde”, marcó un punto de no retorno. Feijóo, presente en el acto, no ha hecho ninguna declaración desde entonces. En el partido lo interpretan como una forma de ganar tiempo.
El silencio, sin embargo, alimenta las quinielas. María José Catalá, alcaldesa de Valencia, era hasta hace poco la favorita en Génova para relevar a Mazón. Pero el movimiento provincial ha colocado ahora a Mompó en primera línea. También se baraja una solución intermedia: que Pérez Llorca asuma la presidencia de forma transitoria hasta 2027. Esa opción cuenta con el respaldo de las direcciones provinciales.
Feijóo siempre ha presumido de respetar la autonomía de los territorios. Pero esta vez su liderazgo se pone a prueba. El lunes presidirá el Comité Ejecutivo Nacional del PP, donde todos esperan una respuesta clara. En las filas populares, la preocupación es evidente: si la crisis no se resuelve pronto, podría tener un coste electoral. Por ahora, el mensaje es de espera. Feijóo calla. Mazón reflexiona. Y el PP contiene la respiración.