Té, timbres y comercio

20 de febrero de 2025
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Bandera de México. Europa Press
Bandera de México | Europa Press
LUIS WERTMAN ZASLAV

Es importante que como ciudadanos estemos pendientes de los hechos que nos rodean

Eran 13 colonias británicas que se habían asentado en la parte norte de lo que ahora conocemos como Estados Unidos. Eran territorios hostiles, tanto en el clima como en las condiciones mínimas para establecer una comunidad; igual que ha ocurrido con otras experiencias históricas parecidas, la corona del Reino Unido era soberana, pero no podía estar atenta al día a día de sus nuevos territorios.

En 1763 se declaró el final de la llamada Guerra de los siete años entre Gran Bretaña y Francia. Había sido un enfrentamiento  por los territorios de ambos países en otros continentes. Como cualquier guerra, trajo bancarrota a las arcas de las dos naciones, y por eso la administración británica decidió imponer un alza de impuestos a sus colonias para recuperarse. Artículos básicos como el azúcar, los timbres postales y el té fueron gravados. Esta decisión molestó a los colonos al grado de impulsar su independencia.

Dos años después los grupos inconformes hicieron pública una “declaración de derechos y agravios” contra el imperio británico en la que incluyeron el tema de los impuestos que buscaban recuperar el tesoro real. En una de las más famosas protestas de la historia, el 16 de diciembre de 1773 los rebeldes tiraron al agua el cargamento de té que se había enviado para apaciguar la inconformidad en las colonias.  La respuesta oficial no fue mejor: enviaron tropas para sofocar por la fuerza a los colonos. El desenlace: los insurrectos ganaron su independencia y formaron un nuevo país que llamaron Estados Unidos.

Sin relación aparente, Porfirio Díaz justificó su alzamiento en armas contra la reelección del presidente Benito Juárez en 1871 con varios argumentos: irónicamente la no reelección, la transparencia electoral y la supuesta excesiva intervención del gobierno en la vida de los mexicanos, en la que puso como ejemplo el aumento de precio de los timbres postales. El Plan de la Noria no fructificó, pero fue el antecedente de otro movimiento que sí llevó a Díaz a la presidencia en contra de Sebastián Lerdo de Tejada y se llamó Plan de Tuxtepec. En cuanto Díaz logró llegar al poder hizo todo lo posible por no perderlo, se reeligió varias veces y subió el impuesto a los timbres en diferentes oportunidades.

Estos son ejemplos de que las tarifas y los impuestos, además de no ser populares, sirven para otros propósitos que poco tienen que ver con los objetivos que fijan quienes los promueven. En un mundo globalizado ya no hay tantas colonias, pero sí naciones con fuerza para negociar o para pelear una guerra comercial. Tal vez la posibilidad de independencia está pasada de moda, pero si un país pone trabas para importar alguna mercancía, la contraparte puede venderla a otro mercado, lo que altera el balance financiero del mundo, afectando o beneficiando a millones de personas.

Es importante que como ciudadanos estemos pendientes de los hechos que nos rodean. Al final, es nuestra historia y tenemos un papel en ella. Lo que ocurre no es algo alejado que no nos concierne.

Cualquier guerra comercial hoy tiene consecuencias inmediatas. El precio del huevo fue un argumento en la reciente campaña presidencial de EU, pero la realidad es que ha hecho que el costo por kilo se eleve 30 pesos en las últimas semanas en México, gracias a la demanda que ha provocado allá un importante brote de gripe aviar. Si el tratado de libre comercio no estuviera vigente, la situación de este alimento básico sería mucho peor allá y aquí.

No veo en el futuro próximo a personas organizadas tirando cartones con huevos al piso en protesta por la molestia de comprarlos a sobreprecio, pero sí una reducción del consumo y una especulación que nos salen caras a todas y a todos.

América del Norte puede ser el bloque económico de éste y del siguiente siglo. Vamos en ese rumbo y la experiencia reciente es una de las más positivas en la historia del comercio internacional. Estropearlo con decisiones arrebatadas o posiciones de falso poder sólo traerá inconformidad y alejamiento. Ambos países funcionan mejor juntos y no hay ninguna razón auténtica y objetiva para que eso cambie.

*Por su interés, reproducimos este artículo de Luis Wertman Zaslav, publicado en Excelsior.

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