Cargar el iPhone por la noche es una costumbre común entre los usuarios, y aunque no genera daños inmediatos, puede tener consecuencias a largo plazo si no se siguen ciertas recomendaciones. Esto se debe a cómo funcionan las baterías de iones de litio que usan los dispositivos de Apple.
Estas baterías tienen una vida útil limitada, medida en ciclos de carga, según recoge Excelsior. Un ciclo completo se consume al usar el 100% de la capacidad total de la batería, aunque no sea en una sola vez. Por ejemplo, si se utiliza un 60% de batería un día y un 40 % al siguiente, ya se habrá completado un ciclo.
En general, la batería de un iPhone mantiene su rendimiento óptimo durante unos 1.000 ciclos. Superado ese umbral, su capacidad comienza a degradarse, lo que implica menor duración y más necesidad de recarga diaria. Para evitarlo, Apple ha implementado un sistema de gestión inteligente de la carga.
Este sistema ralentiza la carga una vez que se alcanza el 80% y la detiene al llegar al 100 %. Si la batería baja del 95%, se reactiva automáticamente. Esto permite dejar el teléfono conectado durante la noche sin que se sobrecargue, aunque hacerlo con frecuencia puede provocar un leve sobrecalentamiento y consumo innecesario de electricidad, especialmente si el iPhone está sobre superficies con poca ventilación.
Para cuidar aún más la batería, Apple ha incorporado la función de recarga optimizada en modelos recientes como el iPhone 15. Esta herramienta permite limitar la carga al 80%, 85%, 90% o 95%, y aprende de los hábitos del usuario para cargar el dispositivo justo antes de que se vuelva a usar. Esto reduce el tiempo que el iPhone pasa al 100 % de carga, protegiendo la batería a largo plazo.
En resumen, cargar el iPhone toda la noche no supone un riesgo inmediato si se hace en un lugar seguro y ventilado. Sin embargo, combinar esa práctica con funciones como la carga optimizada y hábitos responsables puede contribuir a prolongar significativamente la vida útil de la batería.