La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo y suele asociarse con momentos de relajación. Aunque muchas veces se la relaciona con efectos negativos, como el aumento de peso, investigaciones recientes señalan que su consumo moderado puede aportar beneficios a la salud.
Según las Guías Alimentarias para Estadounidenses, tomar cerveza con moderación implica una bebida diaria para mujeres y hasta dos para hombres. En esas cantidades, la cerveza puede ofrecer nutrientes como proteínas, vitaminas del complejo B y antioxidantes en niveles comparables —o incluso superiores— a los del vino.
Varios estudios indican que su consumo moderado también podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Una investigación europea reveló que quienes beben cerveza entre tres y cuatro veces por semana presentan menos probabilidades de padecer esta enfermedad metabólica.
Además, la cerveza podría ser beneficiosa para el corazón. Un estudio estadounidense realizado con más de 80.000 personas mostró que los bebedores moderados de cerveza mantenían niveles más estables de colesterol HDL, conocido como «colesterol bueno», lo que se asocia con menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En cuanto a la salud ósea, la cerveza es rica en silicio, un mineral que ayuda a fortalecer los huesos. Su consumo moderado podría mejorar la densidad mineral ósea y prevenir fracturas o debilitamiento óseo en el largo plazo, según investigaciones publicadas en revistas científicas especializadas.
Por último, la cerveza también contiene compuestos antiinflamatorios gracias al lúpulo, su ingrediente característico. Además, estudios han sugerido que puede tener efectos protectores sobre el cerebro, reduciendo el riesgo de enfermedades como el alzheimer y otras formas de demencia, siempre y cuando su consumo sea responsable.