Jane Goodall, la primatóloga más querida del planeta, se despidió con una mezcla de ironía, lucidez y valentía. En una entrevista póstuma difundida por Netflix dentro del programa Últimas Palabras Famosas, Goodall, fallecida a los 91 años, dejó claro que su sentido del humor seguía intacto hasta el final.
Entre sorbo y sorbo de whisky, su ritual antes de cada charla, respondió con una sonrisa a la pregunta del presentador Brad Falchuk: “¿Hay gente que no te cae bien?”. Su respuesta, tan inesperada como contundente, ha dado la vuelta al mundo: “Claro que sí. Me gustaría subirlos a una nave espacial de Musk y enviarlos a todos fuera del planeta”.
La científica, famosa por su trabajo con chimpancés y su defensa incansable del medio ambiente, no dudó en mencionar nombres. Donald Trump, Elon Musk, Vladimir Putin, Xi Jinping y Benjamin Netanyahu encabezaban su lista de pasajeros para ese hipotético viaje interplanetario. “Musk sería el anfitrión”, añadió con ironía.
El fragmento se viralizó en cuestión de horas. Decenas de millones de personas compartieron el video. Algunos lo celebraron como el último acto de rebeldía de una mente brillante. Otros cuestionaron si las imágenes eran reales o generadas con inteligencia artificial. Netflix aclaró luego que la entrevista fue grabada en marzo y pactada para publicarse solo después de su fallecimiento, según apunta el Excelsior.
Aunque la frase de Goodall ha provocado risas y memes, su intención iba más allá del humor. Era una crítica al poder, a la soberbia y a la desconexión con la naturaleza. En tono de broma, la científica volvió a señalar lo mismo que había denunciado durante décadas: la falta de empatía de los líderes que anteponen la ambición a la vida del planeta.
Después del comentario, Goodall volvió al tema que la apasionaba: los chimpancés y su comportamiento. Habló de la agresividad, de cómo los animales también pueden ser crueles, pero recordó que los humanos tienen la capacidad, y la obligación, de elegir el bien.
Cerró la entrevista con un mensaje de esperanza. Invitó a cuidar “lo que aún es hermoso en este mundo” y a pensar en cada acción cotidiana como una oportunidad para proteger la Tierra.
Su última lección fue clara: el futuro no se salva desde el poder, sino desde la conciencia. Y quizá, sí, con algunos líderes bien lejos… o fuera del planeta.