La Sala Penal evaluará si existe algún delito en una nota informativa de la Fiscalía que desmentía información falsa sobre la denuncia contra el empresario González Amador
El Tribunal Supremo (TS) ha decidido abrir una investigación contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos, en base a una denuncia presentada por la pareja de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Esta decisión marca un hecho inédito, ya que es la primera vez que se imputa formalmente a un fiscal general del Estado, quien lidera el Ministerio Público en España.
La acusación está relacionada con la supuesta filtración de información confidencial, un asunto delicado que podría tener repercusiones significativas en la posición de García Ortiz, quien ha estado al frente de la Fiscalía General del Estado desde su nombramiento en 2022.
La teniente fiscal del Supremo, María Ángeles Sánchez-Conde, se mostró en contra de que el alto tribunal investigase a su jefe, el fiscal general del Estado, al entender que los hechos no eran “constitutivos de delito”, por lo que pidió “archivar las actuaciones”.
La querella de Alberto González Amador
El Supremo ha diferido del criterio de la Fiscalía al estudiar la exposición razonada que el pasado julio elevó el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) tras recibir la querella que la pareja de Díaz Ayuso, Alberto González Amador, presentó contra el fiscal general del Estado por revelación de secretos.
En concreto, González Amador llevó a los tribunales la difusión de una nota informativa en la que la Fiscalía de Madrid daba cuenta del cruce de correos electrónicos entre su abogado y el fiscal Julián Salto por el supuesto fraude fiscal por el que se le investiga. García Ortiz asumió la responsabilidad de dicho comunicado.
El TSJM consideró que la difusión de la nota no se correspondía con la “alegada finalidad que apunta el Ministerio Fiscal” –desmentir un bulo–, porque, a su juicio, “aparte de exceder en su contenido a lo que aparece divulgado en la prensa, supone la divulgación de datos e información que no puede ser revelada a terceros“.
La Fiscalía, en cambio, defendió que dar a conocer la cronología de los hechos y de los correos electrónicos era “especialmente necesario para el Ministerio Fiscal, puesto que al alterar varios medios de comunicación su orden temporal se pretendía confundir a la opinión pública al variar radicalmente el papel de la Fiscalía tanto en las diligencias de investigación como en su relación con la representación del investigado González Amador”.
El Ministerio Público insistió que ningún extremo de los contenidos en la nota informativa era “desconocido” cuando se hizo pública. “Ello permite afirmar que nos encontramos ante una conducta inocua, carente de antijuricidad material, dada su nula lesividad”, alegó.