Hoy: 22 de diciembre de 2024
Este peligroso desafío de TikTok, conocido como ‘bone smashing’, ha ganado popularidad en las redes sociales, donde los individuos intentan remodelar su estructura facial golpeándola repetidamente con objetos contundentes como martillos, rodillos o botellas. Sin embargo, los expertos advierten que esta práctica no solo es ineficaz para mejorar el aspecto facial, sino que también puede causar daños graves y permanentes, incluida la pérdida de dientes y la ceguera.
La base de esta moda se relaciona con una interpretación errónea de la ley de Wolff, que sugiere que los huesos se adaptan a las tensiones que se ejercen sobre ellos. Aunque es cierto que los huesos cambian en respuesta a la carga, estos cambios ocurren debido a la estimulación proporcionada por los músculos circundantes. Los atletas, por ejemplo, pueden desarrollar huesos más fuertes en las áreas que están sometidas a tensiones constantes debido al trabajo muscular asociado.
Sin embargo, este proceso no se aplica a la cara. Golpear repetidamente los huesos faciales no generará cambios estructurales, como se pretende en el ‘bone smashing’. De hecho, la mayoría de los cambios físicos observados en personas se deben a tejido cicatricial o fracturas mal curadas, no a la remodelación de los huesos.
Es importante destacar que, aunque algunas investigaciones sugieren que el aplastamiento de los huesos puede afectar a las ratas, las estructuras óseas y biomecánicas de los humanos son muy diferentes. Además, es crucial señalar que en los estudios con animales que involucran golpes repetidos en la cara, los sujetos desarrollaron lesiones cerebrales traumáticas como resultado de los impactos.
En resumen, el ‘bone smashing’ es un peligroso desafío que carece de base científica y que conlleva riesgos significativos para la salud. En lugar de recurrir a prácticas potencialmente dañinas y sin fundamento, es fundamental consultar a profesionales de la salud para abordar cualquier preocupación relacionada con la apariencia facial o la salud en general. La seguridad y la integridad física siempre deben ser prioridad.
Las fracturas pueden ocurrir como resultado de impactos reiterados en el rostro, ya que los huesos faciales son relativamente frágiles.
A pesar de que en cirugías estéticas a veces es necesario realizar una osteotomía, es un procedimiento que se lleva a cabo únicamente cuando resulta imprescindible y solo en zonas específicas del cuerpo. La osteotomía es el proceso de romper o modificar un hueso para cambiar su forma, y se realiza en ocasiones durante intervenciones quirúrgicas como la rinoplastia (cirugía de la nariz) o la genioplastia (cirugía de la mandíbula).
A pesar de que una osteotomía puede alterar la apariencia de una persona y la alineación de ciertos huesos, también puede influir en su funcionamiento. Incluso cuando estas cirugías son realizadas por profesionales, el período de recuperación es prolongado, y el resultado final podría no satisfacer completamente las expectativas del paciente. Además, no se debe pasar por alto que las osteotomías conllevan riesgos de complicaciones, como lesiones nerviosas.
El tejido óseo utilizado para reparar una fractura (conocido como “hueso tejido”) es de calidad y estructura inferiores. Mientras que una fractura común podría sanar en un plazo de 6 a 8 semanas, en el caso de la unión de huesos tejidos rotos, la restauración de la estructura y calidad originales podría requerir desde varios meses hasta años.
Varias personas han experimentado con la peligrosa tendencia de romperse los huesos para modificar la estructura ósea de los pómulos, también conocidos como huesos cigomáticos, o de la mandíbula.
Los huesos cigomáticos, ubicados en cada mejilla, desempeñan un papel crucial en las expresiones faciales y la protección de los ojos, mientras que la mandíbula es esencial para actividades cotidianas como masticar, hablar y dar forma a la parte inferior del rostro. Estas estructuras están altamente especializadas para sus respectivas funciones, y golpearlas con objetos contundentes probablemente sólo resultará en daños en los huesos.
Es importante tener en cuenta que el cráneo humano no está diseñado para resistir golpes fuertes y repetidos. Los intentos de aplastar los huesos podrían provocar lesiones cerebrales traumáticas.
Los daños en los pómulos pueden causar hematomas y hinchazón, lo que a su vez puede afectar negativamente los ojos y los nervios faciales, pudiendo derivar en parálisis facial.
Del mismo modo, los daños en la mandíbula conllevan riesgos significativos. A través de esta estructura pasa una arteria principal que suministra sangre a áreas críticas de la cara y la cabeza, como los dientes, partes del oído y el revestimiento cerebral. Un daño grave en la mandíbula podría dañar esta arteria, y debido a su ubicación, identificar el daño y detener la hemorragia en los tejidos circundantes podría resultar complicado. Aunque los efectos más probables incluyen daños en los dientes, lesiones nerviosas y no la muerte directa, esta última sigue siendo una posibilidad.
Incluso si, hipotéticamente, el acto de “romperse los huesos” lograra cambios faciales deseados, estos cambios serían temporales, ya que una vez que se detienen los golpes, el hueso vuelve a su estructura original y funcional.