Hoy: 19 de febrero de 2025
El Sumo Pontífice presidió una misa en la parroquia de San Pío V de Roma, marcando su regreso tras una semana de gripe que lo llevó a cancelar algunos compromisos. Durante la homilía, destacó que el sacramento del perdón no debe ser visto como un «gesto moralista», sino como la resurrección del corazón al reconocerse pecadores y buscar la liberación en Jesús crucificado.
Este retorno a sus funciones litúrgicas fue significativo, ya que es la primera vez en la semana que pudo leer un discurso preparado. Anteriormente, había delegado la lectura de discursos a sus colaboradores debido a la fatiga. Tras la ceremonia, el Papa se dedicó a confesar a varios fieles, reforzando su conexión directa con la comunidad.
La salud del Papa generó preocupación cuando el pasado miércoles fue al hospital Gemelli para realizar pruebas después de la audiencia general. Aunque retomó su agenda, evitó leer discursos durante la semana debido al cansancio. La celebración se enmarca en la iniciativa cuaresmal ’24 horas para el Señor’, promovida por el Dicasterio para la Evangelización del Vaticano.
En su alocución, Francisco reflexionó sobre la «vida nueva» iniciada con el Bautismo y señaló que este camino no conoce la jubilación, siempre avanzando hacia adelante. Abogó por un cambio de ritmo en medio de la rutina diaria, recordando la importancia del perdón divino que renueva y limpia, devolviendo a la condición del renacimiento bautismal.
El Papa expresó preocupación por la rigidez hacia los demás y la indulgencia consigo mismos, llamando a un cambio de ritmo que guíe de nuevo al camino del Bautismo. Destacó que el perdón de Dios nunca se agota y tiene el poder de hacer nuevos a quienes lo reciben, limpiando el corazón de la tristeza y los pecados.
Este retorno a la vida litúrgica activa resalta el compromiso del Papa Francisco con una Iglesia accesible y cercana a las necesidades espirituales de la comunidad, reforzando su mensaje de misericordia y renovación.