El Papa Francisco ha lanzado un mensaje contundente a los jóvenes estudiantes del mundo durante un encuentro celebrado el pasado sábado con casi 2.000 chicos y chicas, así como con profesores y educadores. Su mensaje fue claro: “Nunca acosen, ¿entendieron?”, una frase que reiteró varias veces para dejar constancia de la importancia de erradicar el acoso escolar.
En su audiencia con la Asociación Italiana de Profesores Católicos (AIMC), la Unión Católica Italiana de Profesores, Directores, Educadores y Formadores (UCIID) y la Asociación de Padres de la Escuela Católica (AGeSC), el Papa reiteró su postura: “No al acoso escolar, hay que sentar las bases de la paz”. Les pidió a los estudiantes presentes que repitieran esa frase seis veces para que quedara grabada en sus mentes, subrayando que el acoso “destruye la vida” y, como advirtió, “prepara para la guerra”.
Francisco afirmó que, si en las escuelas se crean conflictos entre los alumnos o se intimida a aquellos que tienen algún tipo de problema, se está “preparando para la guerra y no para la paz”. Según el Pontífice, la escuela debe ser un espacio donde los jóvenes puedan “imaginar la paz”, un lugar donde se sienten las bases para un mundo más justo y fraterno, donde todas las disciplinas contribuyan y se fomente la creatividad de los estudiantes.
El Papa también se refirió a la vocación y misión de la escuela en el contexto actual, caracterizado por numerosos desafíos sociales, económicos y ambientales. “Me duele ver a niños que no reciben educación, que tienen que trabajar, a menudo explotados, o que buscan comida o cosas para vender en basureros”, expresó, lamentando las condiciones de muchos niños que aún carecen de acceso a una educación digna.
Francisco hizo un llamado urgente a crear una nueva cultura, centrada en el encuentro entre generaciones, la inclusión y el discernimiento de lo verdadero, lo bueno y lo bello. Subrayó la necesidad de una cultura de responsabilidad, tanto personal como colectiva, para hacer frente a los desafíos globales, tales como las crisis ambientales, sociales y económicas, así como el gran reto de la paz.
El Papa también destacó la importancia de los profesores, describiéndolos como “hombres y mujeres de esperanza”, dedicados con confianza y paciencia al proyecto de crecimiento humano de sus alumnos. En este sentido, la escuela debe verse no como un “contenedor”, sino como un lugar de misión, un espacio en el que alumnos, profesores, padres y demás miembros de la comunidad educativa caminan juntos.
Finalmente, el Pontífice habló del Jubileo, subrayando que es un evento que tiene mucho que aportar al mundo de la educación y la escuela. “Peregrinos de la esperanza son, de hecho, todos aquellos que buscan un sentido para su vida y también los que ayudan a los más pequeños a recorrer este camino”, concluyó, alentando a todos a seguir luchando por un mundo más justo y pacífico.