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El Museo del Prado presenta ‘Darse la mano’, una exposición que rescata la escultura barroca policromada

Imagen del paso procesional 'Sed tengo', de Gregorio Fernández, 1612-16 Madera policromada y postizos Valladolid, Museo Nacional de Escultura. | Fuente: Museo Nacional del Prado.

Entre las obras expuestas destaca el paso procesional ‘Sed tengo’, de Gregorio Fernández, cedido por el Museo Nacional de Escultura de Valladolid

El Museo del Prado inaugura este martes la exposición Darse la mano, dedicada a la escultura policromada barroca, donde se exhibirán por primera vez cinco piezas inéditas, según ha explicado en rueda de prensa el director del museo, Miguel Falomir. Esta muestra presenta el carácter expresivo y dramático de la escultura barroca y su capacidad para persuadir religiosamente a los fieles en la Edad Moderna.

Entre las obras expuestas destaca el paso procesional Sed tengo, de Gregorio Fernández, cedido por el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. La pieza ejemplifica cómo la alianza entre escultura y color intensificaba la conexión emocional con el espectador, al permitir su apreciación desde distintos ángulos y bajo diferentes luces, según señaló el comisario Manuel Arias.

La exposición también incluye nuevas adquisiciones del Prado como Buen y Mal ladrón de Alonso Berruguete, San Juan Bautista de Juan de Mesa, y figuras como José de Arimatea y Nicodemo, parte de un Descendimiento castellano bajomedieval. Estas piezas subrayan el rol de la policromía en la escultura para transmitir una experiencia espiritual convincente.

Siete capítulos

Compuesta por casi un centenar de piezas (41 esculturas y 35 pinturas), la muestra está organizada en siete capítulos que exploran la interacción entre pintura y escultura barroca. Según Arias, “las esculturas estaban pensadas para convencer”, señalando la herencia clásica que inspiró el arte barroco español.

Un aspecto clave de la muestra es la importancia del color en la escultura, que, como explica Arias, “no es un ornamento” sino un elemento vital que da “vida” a la obra, aumentando su impacto emocional. “La escultura es un cuerpo muerto si no tiene color, es un cadáver”, ha afirmado el comisario.

Falomir ha adelantado que esta exposición influirá en la disposición futura de las piezas escultóricas en el Prado. Próximamente, el museo reordenará su colección para integrar esculturas de bronce, mármol y policromadas, lo que permitirá un diálogo más profundo y permanente con las obras pictóricas.

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