La Policía de Portugal ha confirmado las nacionalidades de los 16 fallecidos en el accidente del Elevador de Glória, el histórico funicular turístico del centro de Lisboa que descarriló el pasado miércoles. Entre las víctimas se cuentan cinco portugueses, tres británicos, dos canadienses, dos surcoreanos, un suizo, un ucraniano, un estadounidense y una ciudadana francesa.
La primera víctima en ser identificada fue André Jorge Gonçalves Marques, guardafrenos del elevador. Sus compañeros lo recordaron con un mensaje en redes sociales: «En nombre de todos, enviamos nuestras más sinceras condolencias a la familia». Gonçalves llevaba 15 años trabajando en la empresa y era reconocido por su compromiso. Los otros cuatro portugueses fallecidos eran trabajadores de la Santa Casa de la Misericordia, la cual expresó sus condolencias: «La familia Santa Casa está de luto y las palabras no alcanzan para expresar la enorme tristeza que nos une en este momento de dolor y consternación».
La víctima francesa era una turista, como confirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot: «Tenemos confirmación del fallecimiento de una de nuestras compatriotas en el trágico accidente ocurrido el miércoles en Lisboa». El ministro transmitió también su apoyo a la familia y aseguró que la embajada permanece a disposición de los afectados.
Durante las primeras horas tras el siniestro se llegó a informar de la muerte de un ciudadano alemán, pero la policía aclaró este viernes que en realidad se encuentra hospitalizado en el Hospital de São José, en Lisboa, donde fue localizado con vida. Es además padre de un niño de 3 años.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, envió cartas de condolencia a los jefes de Estado de los países con víctimas en el accidente. En ellas expresó su pesar y la solidaridad del pueblo portugués con las familias afectadas, además de desear una pronta recuperación a los heridos. También manifestó su esperanza de que las causas se aclaren pronto «tanto legal como técnicamente».
Las investigaciones en curso no han encontrado indicios de sabotaje. Las hipótesis principales apuntan a fallos mecánicos o deficiencias en el mantenimiento. De hecho, la empresa encargada está en el punto de mira, ya que el día del accidente realizó una revisión de apenas 30 minutos en el funicular que no detectó anomalías.