José Hernández describe en su ‘Diario de un hemipléjico’ la tristeza que embarga a la que, explica, “ha sido mi compañera durante 17 años; juntos hemos recorrido toda la serranía de Baza”. Ahora, parece añorar aquellas caminatas
José Hernández Campoy, granadino de Guadix aunque afincado en Baza, de 62 años, nos cuenta hoy desde su silla de ruedas cómo está viviendo su perrita (“que es la abuelita de la casa, con 16 años y casi un centenar de edad animal”) su nueva vida. Antes de que hace un año sufriese un fatal ictus cerebral que le mantiene desde entonces unido a una silla de ruedas, José y su perrita fueron eternos compañeros de largos paseos a lo largo y ancho de la serranía de Baza. Siempre a su lado, siempre tras sus pasos.
Recuerda José en este audio, como anécdota, el día que iban por las sierra y logró sacarla de las garras de un águila que se abalanzó desde el cielo sobre ella -“600 gramos de huesitos y un enorme corazón”-. José pudo repelerla tras enfrentarse a ella con el bastón que siempre llevaba en sus caminatas. Desde hace meses el animal está triste, inquieto… Le ve moverse en la silla de rueda, a la que gruñe; y a él le mira fijo a los ojos como diciéndole, “sé que te pasa algo, pero no sé lo que es”.
Este homenaje que José ha querido brindar hoy a su yorkshire en su diario de un hemipléjico le ha llevado también a pensar en los miles de perritos que, como el suyo, a buen seguro deambulan hoy por las calles de Ucrania lejos de sus seres queridos. La guerra también les ha cambiado sus vidas.
Escuche a continuación este nuevo episodio del diario de un hemipléjico, en el que José nos cuenta sus vivencias desde que está atado a la silla de ruedas y su percepción del mundo que le rodea.