La política española ofrecerá hoy un espectáculo sonrojante con un Puigdemont de protagonista que quiere aparecer como mártir de la causa independentista
Hace una eternidad que en este país no se habla de otra cosa que de Cataluña, y hace semanas que en este país solo se habla del regreso del prófugo Puchi, como algunos llaman a Puigdemont, que se ha pasado casi siete años a cuerpo de rey republicano en Waterloo morando un chalé cojonudo desde el que ha manejado a su antojo los hilos de la política española.
Hoy, este jueves 8 de agosto, medio país está en la playa cogiendo el color de las gambas de Carboneras, y el otro medio pendiente de la entrada de Puchi para asistir a la sesión del Parlamento catalán que debe investir el socialista Illa como presidente. Como el político independentista catalán tiene una orden de detención a su espalda por las muchas fechorías cometidas de las que huyó de España para evitar pagar por ellas, las porras en los bares y en los corrillos de las plazas públicas están en apostar cuál será el método que empleará para lograr llegar a la sede de la Cámara y burlar a la Policía.
El método de un prófugo
¿Lo hará en el maletero de un coche, práctica que domina como cobarde de libro porque fue la que empleó para huir? ¿La hará oculto y disfrazado entre el gentío secesionista que se concentrará hoy en los aledaños del Parlamento en su apoyo? ¿Estará ya dentro de la institución para sortear el cerco policial mientras todos los buscan fuera? Todo vale pensarlo, pero personalmente creo que Puchi lo que quiere es que lo detengan para dar el espectáculo y aparecer como un mártir de la causa independentista, víctima de la represión de un país que oprime al pueblo catalán y en este caso a su amado líder.
Después de lograr la imagen de la escolta policial que lo lleva preso a los juzgados, y declarar ante el juez Llarena en el Supremo, es probable que se quede en prisión sin fianza mientras, antes o después, le alcanza la libertad amparado por la amnistía que les ha regalado a él y a los delincuentes secesionistas como él, el presidente socialista Pedro Sánchez. Así que miel sobre hojuelas. Foto asegurada, adrenalina independentista por las nubes y aclamación mesiánica hasta de los que, como los republicanos de ERC, habían renegado de él por poner palos en las ruedas de su pacto con los socialistas. En realidad, la evidencia es que son cuñas de la misma madera y que cuando hablan y vituperan lo hacen con la boca chica.
¿Será verdad que Puchi se ve como el mesías que ha recibido el encargo de liberar al pueblo catalán esclavizado por los malditos españoles, como lo hizo Moisés con los judíos oprimidos por Egipto? No hemos pensado en eso, ¡pero ojo! No hay más que ver la foto que ilustra esta información.
El rosario de la Aurora
Veo imágenes en la televisión de cientos de metros de vallas que rodean el Parlamento catalán. Se trata, dicen de un dispositivo especial para evitar que se cuele el prófugo sin ser detenido. Y supongo que también por seguridad, porque hay convocadas en la zona concentraciones separatistas en apoyo de Puchi, y las convocadas por Vox en contra del expresidente catalán para reivindicar que sea conducido a la cárcel.
No hace falta decir que la mañana puede acabar como el rosario de la Aurora y que se líen a mamporros. Espero que no, de verdad, porque nuestra imagen exterior ya está bastante maltrecha con este caso de vergüenzas y esperpento, pero aunque eso no pase del vocerío y las consignas de uno y otro signo mientras se ondean esteladas frente a las banderas de España, nadie puede evitar que hoy la política española se convierta en un circo en el que no faltará de nada, incluso payasos, con perdón para los payasos.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Cómo hemos llegado a este punto de locura y estulticia? ¿Cómo hemos llegado a tanta indignidad y latrocinio? Todos sabemos las respuestas y los culpables, que los hay, sobre todo quien no ha dudado en pisotear a España en beneficio de su adicción al poder, incluso de saquearla y romper el sagrado principio de solidaridad de los ciudadanos españoles que consagra la Constitución de 1978. A partir de ahora los independentistas ya no podrán decir eso de “España nos roba” porque en adelante serán los catalanes los que roben a España gracias al contubernio con los socialistas.
Nunca un presidente y un partido, el PSOE, habían hecho tanto daño a un país en el que la justicia ya no es igual para todos y el acceso a los servicios públicos serán mejores o peores según la comunidad en la que residas. Antes se hablaba de la Europa de dos velocidades y ahora podremos hablar de la España de arriba y la de abajo, pero no por un anuncio de lavaplatos.
Tanto gilipollas suelto…
Y qué quieren que les diga, pero siento un bochorno que me llena de rabia. Tanta estupidez y tanto gilipollas suelto en la nómina de partidos de pesebre y el PSOE ha demostrado que lo es porque nadie se quiere quedar fuera de la foto. Los hay que hablan y hablan y hablan, como García-Page, pero solo habla y habla y habla y nunca hace nada. Ya tiene menos crédito que la tarjeta de un parado de larga duración.
Al menos hoy tenemos una oportunidad de aislarnos de este circo de crápulas siguiendo las retransmisiones de los Juegos Olímpicos. Ahí hay gente que lucha por su país, llora la derrota, se arropa con la bandera española y se besa el escudo en el triunfo mientras aquí otros están empeñados en romperlo y no sueltan ni una lágrima de mala conciencia. Al contrario, se ríen de todos nosotros.