El audio secreto entre Villarejo y el ex jefe de la UCO que destapa algunas mentiras: “Si el CNI no monta tramas, no tiene razón de ser”

Diálogo entre el comisario Villarejo y el ex jefe de la UCO Sánchez Corbí.

El ex jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de La Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, uno de los impulsores de la “denuncia anónima” ante la Fiscalía Anticorrupción que sirvió para encarcelar al comisario en noviembre de 2017, confesó en el primer juicio que se celebra contra el ex comisario en la Audiencia Nacional que apenas conocía de oídas a Villarejo, por haber trabajado ambos en tareas de Inteligencia durante muchos años. Y negó conocer la estructura empresarial que este tenía en una planta de la Torre Picasso de Madrid. El audio que reproduce hoy en exclusiva FUENTES INFORMADAS destapa algunas mentiras. La  confesión de Corbí ante Villarejo revela que entre ellos había confianza y que son conocedores de las tramas que, según Corbí, monta a veces el CNI con propósitos espurios. “Si el CNI no monta tramas, no tiene razón de ser”, se explaya ante Villarejo el que fuera jefe de la UCO hasta hace casi cuatro años.

Precisamente, en los bajos de esa torre, meses antes de la detención del comisario, Sánchez Corbí (a quien el actual ministro de Interior Fernando Grande Marlaka destituyó por “pérdida de confianza” en 2018) mantuvo un distendido encuentro con Villarejo en el que Corbí le avisa de que su departamento no estaba investigando a Enrique García Castaño, otro de los implicados en este primer juicio contra el comisario, si bien recientemente sufrió un accidente cerebral que lógicamente le mantiene apartado de la vista. En el encuentro, ambos hablan sobre el exdirector de la policía, Ignacio Cosidó, y sus relación con el ex presidente de Madrid Ignacio González para buscar su impunidad en el caso del ático de Marbella; de la fallecida exalcaldesa de Valencia Rita Barberá y del caso de corrupción que afectó a su corporación; también del exjefe del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán, y de las maniobras de este para “crear tramas” y tapar los contactos del rey Juan Carlos con su exnovia Corinna Larssen. 

Villarejo cuenta a Sánchez Corbí que está gestionando su jubilación tras casi 40 años de servicios, y le propone asimismo que hable con sus superiores para que la Guardia Civil asuma el control de valiosos confidentes suyos a los que dejará cuando se jubile. En la actualidad el comisario lleva varios años jubilado y hoy se dedica a la abogacía, aunque penden sobre él numerosos juicios fruto de la causa general abierta contra él después de una denuncia anónima ante la Fiscalía Anticorrupción tras la cual Villarejo ve la mano del exjefe del CNI Félix Sanz Roldán. 

Se da la circunstancia de que fue la UCO de Sánchez Corbí la impulsora de la denuncia anónima que propició la investigación que desató la detención y posterior encarcelamiento de Villarejo. Sánchez Corbí, que dejó la Guardia Civil y hoy trabaja para la empresa privada, “cobrando un pastón al mes”, declaró como testigo en el juicio. Y, según fuentes cercanas a la defensa de Villarejo, “mintió abiertamente” sobre la verdadera génesis de esta investigación. Explicó que conocía a Villarejo porque “en algún momento” su nombre “sonaba” en el contexto de la lucha antiterrorista contra ETA, y admitió que mantuvo dos encuentros personales con él (uno de ellos, relacionado con un grave problema familiar que afectó a Corbí).

El empresario que se negó a denunciar y actuó por él la UCO

El coronel de la UCO señaló que el origen de la investigación procede de un empresario, Francisco Menéndez, amigo de un oficial de la UCO, que se ofreció a dar información sobre supuestas irregularidades cometidas por dos comisarios españoles (Villarejo y el ex comisario del aeropuerto de Barajas Carlos Salamanca) a cambio de que le arreglasen el problema que mantenía con el fisco español, que le atribuía un fraude de 15 millones de euros al erario público. El empresario supuestamente utilizó como intermediario a un oficial de la UCO amigo suyo. Villarejo sostiene que este intermediario era en realidad un tentáculo del CNI que actuó como inductor de la denuncia anónima.

Lo cierto es que ese empresario, Francisco Menéndez, se negó a ir a la Fiscalía Anticorrupción para formalizar la denuncia. Y fue la propia UCO, en connivencia con Anticorrupción, la que finalmente engendró dicha denuncia anónima. Nunca una denuncia sin autor había servido antes en Anticorrupción para abrir una investigación de ese calado. En este caso, sí. La defensa de Villarejo subraya que esa denuncia fue inducida en la sombra por el CNI y su entonces director, Félix Sanz Roldán, que en este caso se sirvió de la UCO para frenar a Villarejo después de que este hubiese alertado en una nota remitida a sus superiores de que alguien del CNI se había quedado con parte del dinero entregado por el Estado español a un grupo yihadista a cambio de la liberación de dos periodistas españoles. 

Agentes de la UCO, encabezados por Corbí, pergueñaron, pues, la denuncia anónima tras hablar con el entonces fiscal jefe Anticorrupción Manuel Móix. La defensa de Villarejo sostiene que en un Estado de Derecho, solo por ese motivo, es decir, por inducir una denuncia anónima contra alguien, habría que decretar la nulidad de actuaciones de toda “la causa general” que se ha abierto contra el comisario.