El abrazo de hermano. Es muy importante, ese abrazo que nos recuerda aquél que de niños y jugando, nos dábamos y que surgía de pronto, por la satisfacción de unir nuestros juegos.
¿Porqué ahora es tan difícil hacerlo? Nos endurecemos al hacernos mayores, el trabajo, la familia, me refiero a la que hemos formado, y los problemas que se producen inevitablemente, con el día a día.
Es una imagen tierna dulce y satisfactoria para quien ha sido espectador de ese abrazo entre hermanos, por una despedida o una bienvenida. También limpia las malas conciencias que te hieren durante años. No significa lavarse las manos como Pilatos, es tan de verdad que llega al corazón y limpia todo mal sentimiento.
Es la mejor medicina para el alma. Significa, felicidad, amor y verdad. Nos tenemos que comprometer en su práctica, con los nuestros.
Y con quien lo necesita por soledad, o pesar, enfermedad, perdida de un ser querido, incluso por incomprensión de los suyos. Es la satisfacción mayor que un ser humano puede sentir, al recibir ese amor, que el abrazo transmite y hace que sobren las palabras.
Es muy loable el tributo a los muertos y que los que les sobreviven les ofrecen. Unos por verdadero amor, otros por la posición social que ejercieron, algunos por dar tributo a quien por su trayectoria profesional dejó su impronta, y los demás con ese dolor en solitario y en silencio.
¿Qué hicisteis por ellos en vida, y ellos por vosotros? Algunos, no fueron buenos, pero la muerte los purifica y blanquea su recuerdo. Fueron, ya no son, ya no están aquí.
¡Amaros los unos a los otros! No es una frase, es una necesidad absoluta transmitida a todos nosotros hace siglos.
Cumplirla, nos librará de odios, rencores, envidias y malos deseos a nuestros semejantes. ¡Os hará libres!
Ponerla en practica, es nuestro mejor pasaje para ese ultimo viaje hacia la eternidad.