Un estudio realizado por Randstad sobre el bienestar de los trabajadores en España revela que el 21,2% de los españoles afirma sufrir estrés laboral de manera constante o frecuente. Además, ocho de cada diez encuestados relacionan la falta de desconexión del trabajo con un impacto directo en su salud física y mental. La encuesta, en la que participaron más de 4.300 personas en edad de trabajar, muestra la magnitud del problema en diferentes sectores y perfiles.
Los resultados señalan que el 38,2% de los trabajadores experimenta estrés de manera ocasional, mientras que el 27,29% lo sufre en raras ocasiones y el 12,35% asegura no haberlo vivido nunca. La sanidad es el sector más afectado: un 35,6% de sus profesionales declara estar “emocionalmente agotado”, cifra que alcanza el 43,3% entre quienes lo han sentido anteriormente. Tras la sanidad, los trabajadores de la construcción (31,5%), la educación (29,8%) y la tecnología (25,2%) también presentan altos niveles de agotamiento emocional.
En contraste, los sectores con menor incidencia de este fenómeno son la Administración Pública, donde un 41,3% asegura no haber sentido nunca agotamiento y solo un 10,3% lo sufre en la actualidad; la cultura y el arte, con un 38,7% que afirma no sentirse mentalmente agotado; y el de energía y medioambiente, donde esta cifra llega al 37,1%.
El estudio también pone de relieve una importante brecha de género. Según los datos, el 63,6% de las mujeres declara sufrir estrés laboral, frente al 48,9% de los hombres. Además, un 19,8% de ellas dice padecerlo con frecuencia, un porcentaje superior al 13% en los varones. Por el contrario, los hombres presentan una mayor proporción de respuestas que indican ausencia de estrés: el 16,6% asegura no sufrirlo nunca y el 29,9% solo en raras ocasiones.
En conclusión, el informe de Randstad evidencia que el estrés laboral continúa siendo un problema estructural en España, con especial impacto en profesiones vinculadas a la salud, la educación y la construcción. Asimismo, subraya que las mujeres siguen siendo más vulnerables a esta carga emocional, lo que plantea la necesidad de políticas de prevención y medidas de conciliación que favorezcan el bienestar en el entorno laboral.