No hace falta correr maratones ni vivir en el gimnasio. Para mejorar la salud y alargar la vida basta con moverse lo justo y hacerlo bien. Lo dice la ciencia y lo confirman los expertos en salud pública: el ejercicio físico no es solo recomendable, es necesario.
Según la OMS, hay tres grandes bloques que no deberían faltar en ninguna rutina semanal: actividad aeróbica (caminar, bailar, nadar), ejercicios de fuerza (pesas, bandas, autocarga) y trabajo de equilibrio o flexibilidad (yoga, taichí). La clave está en la constancia y en adaptar el tipo de actividad a la edad y condición de cada persona, Según afirma un articulo publicado en El Tiempo.
La organización recomienda que los adultos acumulen entre 150 y 300 minutos semanales de actividad aeróbica moderada, además de incluir al menos dos sesiones de fuerza muscular. Para los mayores de 65, conviene sumar ejercicios de coordinación y equilibrio tres veces por semana para evitar caídas.
En los más jóvenes, la pauta se eleva: al menos 60 minutos de actividad al día, incorporando también juegos activos, deportes y saltos que estimulen músculos y huesos. Incluso en el embarazo o posparto, mantenerse activa mejora la salud y el ánimo, siempre con supervisión médica.
Uno de los retos actuales es el sedentarismo. El 35 % de la población adulta no llega a los niveles mínimos de ejercicio recomendados, según The Lancet. Frente a eso, los expertos sugieren empezar por cambios sencillos: subir escaleras, bajarse una parada antes del autobús, usar la bicicleta o incluir pequeñas pausas activas en la jornada laboral.
“La mejor rutina es la que se adapta a ti, no al revés”, recuerdan desde la Sociedad Española de Medicina del Deporte. No se trata de exprimir el cuerpo, sino de escucharlo y moverlo con sentido. Un cuerpo activo es también un cuerpo que previene la ansiedad, regula el sueño, mejora el sistema inmune y protege el corazón.
Último consejo: antes de lanzarte al cambio, pide orientación. Un entrenador cualificado y un chequeo médico pueden marcar la diferencia entre rendirse o disfrutar del proceso. Porque moverse no es solo vivir más, es vivir mejor.