Por MAGDALENA BRIER. Directora general de ProFuturo
Este 24 de enero se ha celebrado el Día Internacional de la Educación. Una fecha marcada en el calendario por la Asamblea General de las Naciones Unidas y que, desde hace ya seis años, nos hace volver la vista sobre el papel trascendental que desempeña la educación en la paz y el desarrollo global.
En esta edición, la conmemoración del Día Internacional de la Educación se hace bajo el lema Aprender para una paz duradera. Un mantra que alude de forma directa al poder transformador de la educación que, a través de conocimiento y valores, convierte a los alumnos en agentes de cambio en sus comunidades y entornos.
Este potencial transformador de la educación tiene aún más importancia si cabe en el convulso contexto actual, en el que la confrontación y la violencia, son, lamentablemente una tónica global. Ante este escenario, la educación se perfila como clave para la construcción de una sociedad en paz, sentando las bases de un mundo igualitario, inclusivo y democrático, que lleve en su bandera el entendimiento, la cooperación y el desarrollo sostenible.
Tecnología en la educación
En este contexto, la innovación educativa con tecnología se perfila como un ingrediente fundamental para continuar generando oportunidades educativas en los entornos más vulnerables del mundo, rompiendo brechas y derribando fronteras. Así, desde ProFuturo trabajan para acercar la tecnología a quienes no tendrían otra manera de acceder a ella, apostando por la inclusión de las zonas rurales en la realidad digital, igualando, por tanto, los derechos de los niños y niñas rurales y urbanos de distintos países y contextos. Lo hacen desde el convencimiento del poder transformador de la educación digital en entornos vulnerables, donde el acceso a una experiencia de aprendizaje de calidad, memorable y personalizada para cada estudiante es más difícil.
Asimismo, la tecnología se convierte en un catalizador clave de una educación para la paz, gracias a su perfil global. De hecho, una de las escuelas que presenta ProFuturo, ofreciendo recursos y propuestas formativas completas para docentes es, precisamente, la Escuela de Ciudadanía. Una decisión estratégica que pone de manifiesto el necesario papel vertebrador de la ciudanía y la convivencia en los currículos académicos. Así, gracias a esta escuela promueven la formación a profesores para que puedan impulsar las competencias de su alumnado en términos de inteligencia emocional, convivencia, emprendimiento, y otras claves para el desarrollo sostenible. La educación se convierte así en un poderoso aliado para el desarrollo de la identidad ciudadana y el desarrollo de conexiones y colaboraciones para el entendimiento. El objetivo es que los alumnos y alumnas puedan convertirse en agentes de cambio reales en sus regiones y comunidades.