Hoy: 27 de noviembre de 2024
La primera reunión ‘clandestina’ entre Puigdemont y el PSOE para cumplir con la hoja de ruta prometida por Pedro Sánchez a los independentistas catalanes a cambio de sus votos para hacerle presidente, se ha celebrado en Ginebra, mismamente en el extranjero, que es una forma de decir que ya vamos mal.
El encuentro para avanzar en los pormenores para el referéndum de Cataluña para su independencia, la amnistía a los condenados por el golpe de Estado del 1-0 de 2017, y las contrapartidas económicas después de tanto ‘robo’ de España al pueblo catalán, ha traspasado ya todas la líneas rojas posibles, si es que quedaba alguna.
Y más cuando hemos sabido que el elegido por el PSOE como verificador o mediador en las negociaciones de igual a igual entre España y Cataluña es un diplomático salvadoreño experto en la guerrilla.
Es decir, el PSOE ha aceptado que un experto supuestamente en negociaciones entre terroristas y guerrillas latinoamericanas, Francisco Galindo Pérez, nos ponga de acuerdo a catalanes y españoles, que como todo el mundo sabe estamos de escaramuzas en la selva de Sant Sadurní d’Anoia para hacernos con el control de las diecinueve bodegas de cava.
La situación era insostenible porque las refriegas cuerpo a cuerpo han llegado también a las montañas de Montserrat, cerca del Bajo Llobregat y del Bages. Aquí y en algunos puntos más de la zona la guerrilla se ha hecho con el poder y quiere abrirse paso hasta la conquista total.
Tan mal pintaba la cosa que era necesario que Galindo Pérez se sentase en la mesa de Puigdemont y el PSOE para poner paz. Y es que el presidente Pedro Sánchez está en todo, sobre todo en el bienestar del conjunto de los españoles, entre los que al parecer ya no cuenta a los catalanes.
Sobre todos estos ‘episodios nacionales’ los dirigentes políticos de la oposición y muchos que han sido parte del propio PSOE, hablan de “ridículo”, “vergüenza”, “bochorno”, “humillación”, “traición” o “esperpento”. En la calle los lugareños van más allá y dicen que les “gusta la fruta” cuando piensan en Pedro Sánchez y los palmeros de pesebre, y cosas más duras que como es horario infantil no se pueden repetir, pero se lo imaginan.
A mi todo esto es un disparate, preciosa palabra, española, eso sí, sencilla, nada rebuscada y contundente que expresa toda la rabia y la indignación que se puede sentir al ver que la adicción al poder de un político sin escrúpulos ha puesto a España a los pies de los caballos y nos ha convertido en un hazmerreír ante los países democráticos serios.
¿De verdad, señor Sánchez que este sainete burlón era preciso? ¿Había que irse al extranjero con mediadores internacionales para entregar Cataluña? ¡Menos mal que con el señor Galindo estamos salvados!