Una experta ayuda a diferenciar entre la rosácea, la cuperosis y la piel sensible

6 de mayo de 2024
1 minuto de lectura
Rosácea vs cuperosis vs piel sensible: estas son las diferencias

Los factores que influyen en la enfermedad relacionada con la dermis son los cambios de temperatura, el estrés y el alcohol

En muchas ocasiones, la rosácea se confunde con la cuperosis (un tipo de rosácea) y con la piel sensible, aunque en esencia son afecciones distintas. La consulta a un dermatólogo siempre es recomendable para obtener el mejor consejo sobre el tipo de piel y los cuidados óptimos.

En este caso, Clara Ureña, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), y especialista en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, nos ayuda a diferenciar entre estos tres conceptos.

La rosácea: La rosácea es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel que afecta principalmente la cara, aunque también puede extenderse a otras áreas como el escote o las orejas. Este trastorno, más común en fototipos bajos de piel, se caracteriza por un enrojecimiento facial intermitente o continuo, acompañado de picor o escozor, y en algunos casos, lesiones inflamatorias como granos. Aunque aún se desconocen sus causas exactas, se relaciona con una reacción inflamatoria exagerada en personas predispuestas. Los tratamientos varían según el subtipo de rosácea y pueden incluir medicamentos tópicos, sistémicos y procedimientos como láseres y luz pulsada.

La cuperosis: La cuperosis, un subtipo de rosácea, se manifiesta con enrojecimiento en las mejillas o la nariz debido a la dilatación de los vasos sanguíneos. Factores como los cambios de temperatura, el estrés y el alcohol pueden desencadenar esta condición. Aunque el láser y la luz pulsada pueden ayudar a tratarla, no existe un tratamiento médico efectivo a largo plazo debido a su frecuente efecto rebote.

La piel sensible: La piel sensible es una alteración de la piel que reacciona exageradamente a factores externos como cosméticos, irritantes y cambios de temperatura. A diferencia de la rosácea, la piel sensible no es una enfermedad en sí misma, pero puede coexistir con ella. El refuerzo de la función barrera es fundamental para tratarla, y el uso de productos como el retinol puede ayudar a transformarla en una piel más fuerte y resistente. La fotoprotección, especialmente con fotoprotectores minerales, es esencial en el cuidado de la piel sensible y la rosácea.

En conclusión, la consulta con un dermatólogo es clave para obtener un diagnóstico preciso y personalizado, así como para recibir orientación sobre el tratamiento más adecuado para cada caso.

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