La Guardia Civil ha detenido en Barbate a Abdennour El Hichou, el cuarto y último tripulante de la narcolancha que el pasado 9 de febrero de 2024 arrolló mortalmente a dos agentes en el puerto de la localidad gaditana. El detenido, de 39 años y origen marroquí, llevaba 15 meses huido en Marruecos. Su arresto se ha producido tras regresar voluntariamente a España, acompañado de un abogado, y está previsto que pase a disposición judicial este lunes, tal y como informa El País.
Durante su declaración ante los agentes, El Hichou ha reconocido su presencia en la narcolancha aquella noche, aunque ha insistido en que la embestida fue un «accidente» motivado por el agotamiento que supuestamente acumulaban él y sus compañeros tras permanecer muchas horas en el mar. Esta versión coincide con la de los otros tres detenidos previamente, aunque contradice los informes policiales, que apuntan a una acción deliberada con el objetivo de causar un daño grave o acabar con la vida de los agentes.
El patrón de entrega voluntaria ha sido común entre los cuatro tripulantes, presionados tanto por la investigación de la Guardia Civil como por supuestas amenazas de las mafias del Estrecho. Todos ellos estarían vinculados a la organización de Abdellah E. M., alias Puspus, y enfrentan múltiples cargos, incluidos dos asesinatos, cuatro tentativas, seis atentados, contrabando y pertenencia a organización criminal.
La investigación dio un giro hace un año cuando un análisis exhaustivo de los vídeos del suceso descartó la implicación de seis personas detenidas en un primer momento. A partir de ahí, los esfuerzos se centraron en localizar a los verdaderos ocupantes de la narcolancha, cuya embarcación fue finalmente localizada en marzo frente a las costas de Huelva, lo que permitió identificar a los implicados y abrir una pieza separada del sumario.
Las imágenes de la agresión, incluidas las grabadas por una cámara de uno de los agentes heridos, muestran que la narcolancha acosó a la embarcación oficial durante casi tres minutos, con varias embestidas que culminaron en una colisión frontal y letal. La violencia del impacto y la ausencia de droga en la lancha refuerzan la tesis de que se trató de un ataque intencionado, según los investigadores.
El juez que instruye el caso ha encargado un informe pericial para esclarecer si la colisión fue intencionada o accidental. De ello dependerá que los implicados sean juzgados por asesinato, lo que podría conllevar penas de hasta 25 años por víctima o incluso prisión permanente revisable, o por homicidio, que implicaría penas menores, dependiendo del grado de imprudencia que se determine.