Casi la mitad de los españoles que pidió cita con su médico de familia en la sanidad pública durante el último año tuvo que esperar más de una semana para ser atendido. Según la segunda oleada del Barómetro Sanitario 2025, elaborado por el Ministerio de Sanidad y el CIS, el 40,6% de los encuestados sufrió demoras de ocho días o más.
La encuesta, realizada en julio a 2.318 personas, muestra que un 16,6% de los pacientes esperó entre ocho y diez días. Por su parte, un 24% tuvo que aguardar 11 días o más para conseguir su cita. Son cifras que evidencian un aumento respecto al año anterior, cuando el total de personas que esperó ocho días o más era del 34,5%.
Estas demoras generan incomodidad y preocupación entre los pacientes. Muchos relatan la dificultad de programar consultas sin que interfiera con su trabajo o sus responsabilidades familiares. Otros se sienten frustrados ante la falta de disponibilidad inmediata, sobre todo cuando se trata de problemas de salud que requieren atención rápida. La sensación general es que el sistema de atención primaria está bajo presión y que, a veces, las listas de espera parecen no tener fin, según publica Europa Press.
Las largas esperas no solo afectan a los pacientes. También complican la labor de los propios médicos de familia. Con agendas saturadas y tiempos limitados, los profesionales sanitarios deben priorizar casos más urgentes, dejando en segundo plano situaciones que, aunque no sean críticas, requieren seguimiento constante.
Además, las demoras pueden derivar en un incremento de las visitas a urgencias o consultas privadas, generando un efecto dominó sobre todo el sistema sanitario. Los ciudadanos se ven obligados a buscar alternativas para no postergar la atención, lo que puede aumentar los gastos familiares y la presión sobre otros servicios de salud.
Expertos en sanidad coinciden en que la situación refleja la necesidad de reforzar la atención primaria. Reclaman más personal, mejor organización de las agendas y el impulso de herramientas digitales que faciliten la gestión de citas. Mientras tanto, los pacientes deben enfrentarse a la realidad de los retrasos y planificar sus consultas con antelación, siempre con la esperanza de que el sistema pueda adaptarse a sus necesidades.
La conclusión es clara: las demoras en atención primaria son un problema creciente en España. Ocho días o más para ver a un médico de familia ya no es la excepción, sino una situación que afecta a millones de ciudadanos cada año.