Hoy: 16 de noviembre de 2024
“Esta es la definición de la ley: algo que puede ser violado”.
–Gilbert K. Chersterton—
Antes de continuar con esta serie de artículos-denuncia sobre lo que realmente sucede en las prisiones españolas, debo hacer un alto en el camino y en primer lugar agradecer y animar y en segundo lugar corregir (de manera figurada, claro esta) el escandaloso artículo de José Antonio Hernández del 8 de noviembre sobre las putadas que se le han infringido al preso Juan Antonio Flores.
Como digo, lo primero es agradecer a todos aquellos que tienen el valor suficiente para contar esos abusos, esas torturas, esas defraudaciones, en definitiva, ese feudo donde la Constitución y la Ley no entran, ni se las espera.
He leído los comentarios que se hacen a todos estos artículos que denuncian las violaciones de Derechos a los presos, y se por propia experiencia a lo que nos arriesgamos contando públicamente estas verdades.
Los funcionarios de prisiones son muy vengativos y rezan para que volvamos a entrar en su feudo y quedar bajo su jurisdicción todos los que osamos contar la verdad de sus abusos, de su prepotencia, de su soberbia, de sus delitos y de su mal entendido corporativismo.
Como bien dice alguien en alguno de esos comentarios, esto tiene que explotar. España es un país con un pueblo muy paciente. Soportamos mucho. Pero procurad que no se sobrepase el límite. La historia nos lo recuerda: “Fuenteovejuna”, que, aunque es una obra literaria relata fielmente lo que puede hacer el pueblo cuando ya no tiene nada que perder. El 2 de mayo. La Guerra civil del 36. Etc. ¡No nos toquéis los cojones!
Lo siguiente es animar a todos los que hemos pasado por el “trullo” a contar estas historias. “Fuentes Informadas” y su personal están muy concienciados con esta lucha y están dispuestos a servir de altavoz para denunciar esos abusos. Me consta.
Ya se que tenemos miedo. Es lógico. Solo los que hemos luchado ahí adentro sabemos las consecuencias que nos puede acarrear. Si permisos. Sin posibilidad de progresar de grado. “Cunda” cada seis meses. Celda de aislamiento. Primer grado. Módulo chungo. Etc. (Etc. quiere decir agresiones físicas, palizas, cacheos con desnudo integral, echarte abajo el “chabolo”, y más). Pero debemos ser valientes y no pensar que quienes tienen que luchar son los que están dentro. Sabemos que eso es imposible. Tan solo los que estamos aquí afuera podemos hacerlo ¡Ánimo! ¡Contad vuestras historias! Y recordar lo que le dijo Séneca a Nerón: “Tu poder radica en mi miedo; ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder”.
Por último, debo reescribir el artículo de mi amigo y director de este medio que nos brinda esta oportunidad.
Estimado José Antonio, las penas privativas de libertad no tienen una doble vertiente. La función retributiva de la pena se la han inventado los defensores del Derecho Penal del enemigo, los filo-nazis y esa gentuza a la que se llena la boca de Derechos Humanos pero solo para que se les respeten a él y a su familia. En ninguna norma figura esa función, esa finalidad. Dirán que va implícita en la misma pena, que se sobreentiende. Por eso ningún fiscal ha pisado la cárcel, ni Griñán entrará, ni entrarán los amiguetes de nuestro amantísimo líder.
Lo que sí figura en una norma, en la más importante de las que rigen la vida de los españoles, en nuestra Constitución es que las penas privativas de libertad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social, algo que los que hemos pasado por la cárcel, sabemos que no se cumple.
Y ahí es donde entran nuestros Magistrados del alto tribunal, quienes entienden que la reeducación y la reinserción de los presos no es un derecho, sino un mandato del constituyente a nuestros políticos, a la administración. Un mandato que nuestros dirigentes se pasan por el escroto, nombre técnico del forro de los cojones. Magistrados que en algún caso le han dado de hostias a su mujer y no han pisado ni el calabozo.
Estimado José Antonio, como ya dijo Benthan: “Las buenas razones para desear que existan los derechos del hombre no son derechos, las necesidades no son remedios, el hambre no es el pan.”
Tú dices que la cárcel no es el coto privado de los funcionarios y directivos del centro, pero desgraciadamente sí lo es. Y por desgracia, también, el lugar donde se debe enseñar a cumplir la ley, a respetar las normas y a vivir en una sociedad democrática y sujeta a Derecho, en la cárcel, es precisamente donde se violan más derechos y donde el cumplimiento de la ley brilla por su ausencia.
Ya ves, los directores de los centros, como esa tal Leonor, del “Victoria Kent” es jurista. Esto es, tiene el grado en Derecho y además ha aprobado unas oposiciones. ¿De qué le vale? ¿Para qué le sirve? Pues muy claro, para pasarse mejor los Derechos de los internos por la entrepierna. Muchos estudios, pero poca humanidad. Esto es lo que dice la Regla 74 de las Normas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Normas Nelson Mandela):
1. La administración penitenciaria seleccionará cuidadosamente al personal de todos los grados, puesto que de la integridad, humanidad, aptitud personal y capacidad profesional de dicho personal dependerá la buena dirección de los establecimientos penitenciarios.
2. La administración penitenciaria se esforzará constantemente por despertar y mantener, en el espíritu del personal y en la opinión pública, la convicción de que la función penitenciaria constituye un servicio social de gran importancia y, al efecto, utilizará todos los medios apropiados para informar al público.
3. Para lograr los fines mencionados será indispensable que los miembros del personal penitenciario sean profesionales contratados a tiempo completo con la condición de funcionarios públicos y, por tanto, con la seguridad de que la estabilidad en su empleo dependerá únicamente de su buena conducta, de la eficacia de su trabajo y de su aptitud física. La remuneración del personal deberá ser suficiente para obtener y conservar los servicios de hombres y mujeres capaces. Las prestaciones laborales y condiciones de servicio serán favorables, teniendo en cuenta el difícil trabajo que desempeñan.
Lo dicho, por mucho que se pongan los derechos por escrito, si nadie ejerce el control de verdad, se queda todo en agua de borrajas.
ALFONSO PAZOS FERNÁNDEZ
gracias Don Jose Antonio por su valentía periodística….
Muy cierto lo que acabo de leer…
estoy seguro de que muchos queremos denunciar el acoso de ciertos poderes que no siempre empiezan en las cárceles, pero que hacen que ciertos graves atentados contra la dignidad y los derechos fundamentales de todo español, sean pisoteados… NO dejen de hacer su labor… por favor.
gracias Don Alfonso por dar luz a lo escondido…
¡gracias!