La Unión Europea y China ultiman los detalles de su próxima cumbre bilateral, que está prevista para la segunda mitad de julio y se celebrará en suelo chino. Aunque la fecha exacta aún no se ha concretado, ambas partes han confirmado que el encuentro tendrá lugar en territorio asiático, tal y como ha confirmado una portavoz del Consejo Europeo, que actualmente preside António Costa.
Este encuentro llega en un contexto internacional marcado por la inestabilidad comercial y el auge de políticas proteccionistas. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya había adelantado hace unos días la intención de celebrar esta reunión durante una conversación con el primer ministro chino, Li Qiang.
Aunque el contenido exacto de la agenda no se ha revelado, se espera que la reunión aborde cuestiones clave como las relaciones comerciales, el equilibrio geopolítico y la necesidad de fortalecer un sistema de comercio global que Von der Leyen ha calificado como «fuerte, reformado, libre y justo».
Desde Bruselas se busca avanzar en la cooperación con Pekín sin ignorar las diferencias que existen en ámbitos como la competitividad industrial, el acceso al mercado y el respeto de normas internacionales.
La cumbre se produce en un momento de elevada tensión comercial entre Estados Unidos y China. El gobierno de Washington ha aumentado los aranceles sobre productos chinos, a lo que Pekín ha respondido con medidas similares. Mientras tanto, la UE intenta mantener una postura firme y autónoma, buscando acuerdos que defiendan sus intereses pero que no contribuyan a alimentar la escalada proteccionista global.
En paralelo, la Unión Europea ha suspendido temporalmente sus represalias comerciales contra EE.UU. tras la reducción momentánea de ciertos aranceles por parte del gobierno estadounidense, lo que da un respiro a Bruselas, pero también marca la urgencia de establecer nuevas alianzas estratégicas, especialmente con potencias como China.