Registró el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) registró en octubre de 2025 un nuevo récord histórico de protestas, denuncias y acciones cívicas en Cuba. La cifra alcanzó las 1.249 manifestaciones de descontento, superando por tercera vez consecutiva su propia marca. En septiembre se habían contabilizado 1.121 y en agosto 1.023. Este incremento refleja el agravamiento de la crisis multifactorial que atraviesa la isla.
Asimismo, el aumento del malestar ciudadano se concentró en tres áreas principales. En primer lugar, los desafíos al Estado policial sumaron 261 registros y encabezaron la lista. En segundo lugar, las protestas por la crisis de los servicios públicos, especialmente la falta de electricidad y agua, alcanzaron 254 casos. En tercer lugar, la preocupación por la crisis sanitaria generada por epidemias de dengue, chikungunya y otros arbovirus dio lugar a 248 reportes. Según el OCC, las autoridades cubanas han intentado minimizar deliberadamente la gravedad de esta situación.
La categoría de ‘Desafíos, acciones contestatarias‘, aquellas lo bastante arriesgadas como para provocar represalias; volvió a ocupar el primer lugar. En octubre se documentaron 12 protestas presenciales, entre ellas las masivas manifestaciones en Baire (Santiago de Cuba) y en el reparto Ho Chi Minh de Guantánamo, además de cacerolazos y bloqueos de calles. Paralelamente, las redes sociales y los foros digitales se mantuvieron en ebullición con críticas al régimen. Incluso personas habitualmente prudentes se sumaron al descontento. El mensaje dominante en estas expresiones virtuales fue un reclamo claro, que los gobernantes comunistas entreguen el poder y abandonen el país.
La crisis de los servicios públicos continuó deteriorándose. Los apagones, cada vez más prolongados, alcanzan hasta 30 horas seguidas. En muchas zonas, el suministro de agua corriente falla durante semanas o incluso meses. Estos problemas generan las críticas más duras tanto en redes sociales como en los comentarios de medios oficiales e independientes.
A este descontento se suma la creciente preocupación por la insalubridad. Grandes vertederos de basura se acumulan sin control en barrios y ciudades, lo que agrava las condiciones sanitarias y contribuye a la propagación de enfermedades. Según el Observatorio, esta situación ha convertido a la crisis ambiental y sanitaria en uno de los detonantes principales del creciente estallido cívico que vive el país.