Cuando tenemos alimentos calientes que necesitan refrigeración, surge un dilema común: ¿dejarlos enfriar fuera y arriesgarnos a que las bacterias proliferen, o refrigerarlos de inmediato, corriendo el riesgo de aumentar la temperatura del frigorífico? Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), la mejor práctica es refrigerar los alimentos calientes inmediatamente, siempre que se dividan en porciones pequeñas para enfriarse rápidamente.
Como cuenta El Diario de Chihuahua, el temor a colocar alimentos calientes en el refrigerador tiene raíces históricas, remontándose a las heladeras del siglo XIX. Estos dispositivos, hechos de madera y con compartimentos para bloques de hielo, perdían rápidamente su capacidad de enfriamiento si se introducían alimentos calientes. Sin embargo, los refrigeradores modernos, gracias a los ventiladores y refrigerantes químicos, son mucho más eficientes para manejar el calor.
La forma más segura de enfriar alimentos calientes es dividirlos en porciones pequeñas y colocarlos en recipientes poco profundos. Según la FDA, es seguro refrigerar incluso alimentos muy calientes siempre que haya espacio para que circule el aire frío. Se recomienda hacerlo en un plazo máximo de dos horas (o una hora si la temperatura ambiente supera los 90 °F). Cubrir los recipientes sin apretar al principio también ayuda a liberar el vapor.
Para evitar que el frigorífico trabaje en exceso, se pueden tomar medidas como revolver la comida caliente para acelerar su enfriamiento o usar un baño de agua helada antes de refrigerarla. Aunque los electrodomésticos modernos son más eficientes, el esfuerzo adicional para enfriar alimentos calientes puede aumentar el consumo de electricidad.
Dado que los frigoríficos varían en eficiencia y pueden tener puntos calientes, se recomienda usar termómetros económicos para asegurarse de que la temperatura interna sea de 40 °F o menos y el congelador esté a 0 °F. Esto garantiza que los alimentos se mantengan en condiciones seguras.
Colocar alimentos calientes directamente en el congelador no es lo ideal, ya que congelarlos rápidamente conlleva ventajas como mantener la estructura de los alimentos al descongelarse. Es mejor enfriarlos previamente en el refrigerador o con métodos rápidos antes de congelarlos, según el USDA, para obtener mejores resultados.
Al congelar alimentos, es importante dejar espacio en los recipientes para la expansión. Según expertos, los líquidos requieren al menos una pulgada de espacio en recipientes pequeños y más en los grandes, mientras que los sólidos necesitan media pulgada. Esto evita problemas como explosiones y permite sellar herméticamente los recipientes.