La migraña es una enfermedad neurológica muy común que afecta aproximadamente al 15% de la población, siendo más habitual en mujeres y en edades jóvenes o medias de la vida. Según la neuróloga María Nuria González García, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la frecuencia de esta dolencia disminuye a partir de los 65 años. En su obra Salud cerebral, mantén joven tu cerebro, la especialista subraya la importancia de conocer los factores que la provocan para poder prevenirla eficazmente.
Esta patología, tal y como recoge Cuídate Plus, se manifiesta con episodios de dolor de cabeza intenso, generalmente de tipo pulsátil o punzante, que puede afectar a uno o ambos lados de la cabeza. Además, suele ir acompañada de hipersensibilidad a la luz, los sonidos o los olores, así como de náuseas y vómitos. Los ataques de migraña suelen desencadenarse por factores tanto internos (endógenos) como externos (exógenos), entre los que destacan el estrés, la falta de sueño, los cambios hormonales, el ayuno, la cafeína, ciertos alimentos o incluso el clima.
A pesar de su alta prevalencia, existen medidas que permiten reducir la frecuencia y la intensidad de los episodios. La doctora González explica que “el ejercicio físico, los horarios regulares de sueño y alimentación y el control del estrés mejoran el estado de salud de los pacientes con migraña y evitan que se transforme en migraña crónica”. Estas estrategias forman parte del enfoque no farmacológico del tratamiento, complementando la medicación cuando es necesaria.
El ejercicio físico se considera uno de los pilares más eficaces para la prevención. “El ejercicio físico no solo se considera favorable en los pacientes sino que se postula como uno de los pilares del tratamiento preventivo no farmacológico”, asegura la neuróloga. Las actividades aeróbicas de intensidad moderada son las más recomendadas, pues ayudan a aliviar el dolor tanto a corto como a largo plazo. Asimismo, mantener una alimentación equilibrada y horarios regulares resulta fundamental para evitar desencadenar crisis.
Por último, la calidad del sueño y el manejo del estrés desempeñan un papel clave. Mantener un patrón de descanso estable y reducir la ansiedad son factores decisivos, ya que “el estrés y la ansiedad pueden ser el resultado de la afectación grave de la vida por cefaleas muy frecuentes o puede ejercer como desencadenante”. En definitiva, la migraña puede controlarse con un estilo de vida saludable, consciente y constante, que combine ejercicio, buena alimentación, descanso y equilibrio emocional.