XXXIII promoción de letrados judiciales

14 de marzo de 2024
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JOSÉ ELADIO CAMACHO

Todo lo cuestionaban, ya que provenían de años de laborioso de trabajo en oficinas judiciales

Tal vez no sean demasiados pero si suficientes. Han pasado ya más de veinte años pero los afectos entre ellos permanecen inalterables. Grupo heterogéneo proveniente de todos los ámbitos de la Administración de Justicia, el azar o algún equivocado dios, los había unido durante aquellos meses de verano en un carnaval que se hizo inolvidable, creando entre ellos lazos que aún hoy en día perduran.

El día que ocuparon su aula en el Centro de Estudios Judiciales de Madrid, para desesperación de los profesores y compañeros que trataban inútilmente de impartir las clases, es como si el infierno hubiera tomado posesión del edificio.

Todo lo cuestionaban, ya que provenían de años de laborioso de trabajo en oficinas judiciales. La experiencia por encima de las tesis de los libros. Sobradamente conocían de lo que hablaban, que no siempre coincidía con el manual de uso ni con el deber ser de la cosa jurídica.

Basta llamar o comunicar con cualquiera de ellos para que, sin preámbulos ni tópicos saludos, respondan primero: “Que es lo que necesitas”, para acto seguido cubrir el chat del grupo con todas las posibles soluciones a cualquier tipo de cuestión planteada. Así ha sido siempre.

Tampoco era preciso estar de acuerdo en todo, imposible, solo faltaría eso, para ofrecer a los demás lo mejor de uno mismo. Son como personajes de la Aldea Gala pero con toga, y sin que necesiten de ninguna otra clase de brebaje o poción mágica, salvo las que habitualmente sirven en los bares.

Es buena gente, en el sentido más sensato y noble de la palabra, válida y comprometida. Son muy pocos en número, es cierto, pero con tanta notoriedad que parecen muchos. En ese reducido grupo se encuentra un Secretario de Gobierno, un Subdirector de Modernización de la Administración de Justicia, un Adjunto al Tribunal Superior de Justicia de Madrid y Miembros activos del Comité de Huelga, y si ellos son lo que aparentan el resto, como los consortes, también lo somos.

De ellas, lo mejor, Orden de la Cruz de S. Raimundo Peñafort y activamente impulsoras como fuerzas que equilibran, mantienen y cohesionan al grupo. Otros compañeros de otras promociones dirán que las suyas también son únicas. No lo dudo, pero esta es la mía.

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