Un estudio, realizado por el Colegio Oficial de Psicología de Madrid y la Agencia Española de Protección de Datos, destaca que el consumo de pornografía en menores de edad está generando preocupantes consecuencias en su desarrollo personal y social.
Los datos revelan que este consumo puede derivar en un aumento de conductas sexuales de riesgo, la normalización de la violencia sexual, problemas académicos y aislamiento en adolescentes.
El informe subraya que la pornografía, cuando se convierte en una fuente de aprendizaje para los jóvenes, fomenta la desinformación en temas de sexualidad, favoreciendo estereotipos de género y la imitación de actitudes violentas.
Además, se advierte sobre el impacto en las relaciones de pareja, donde el abuso físico y verbal, el uso irresponsable del preservativo y la búsqueda de relaciones bajo los efectos de sustancias son cada vez más comunes.
El informe también destaca el efecto neurobiológico del consumo de pornografía en los menores, afectando áreas del cerebro vinculadas al control de impulsos, toma de decisiones y sistema de recompensa. Estos efectos, junto con el deterioro en la autoestima sexual, aumentan el riesgo de que los adolescentes desarrollen una sexualidad impersonal y menos íntima en la adultez.
A nivel académico, el consumo frecuente de estos contenidos está vinculado con una disminución en la capacidad de atención, memoria y habilidades de organización. Finalmente, el informe alerta sobre el riesgo de que el consumo esporádico de pornografía evolucione hacia una adicción, con consecuencias como dependencia, falta de control y conflictos en diversas áreas de la vida de los adolescentes.