Asif Alí Zardari, copresidente del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), se perfila como el claro favorito en las elecciones indirectas para la Presidencia del país, eventos que marcan el epílogo de los controvertidos comicios generales del pasado mes.
Alí Zardari contará con el respaldo de su principal aliado, la Liga Musulmana de Pakistán – Nawaz (LMP-N), liderada por el primer ministro Shebhaz Sharif, así como de otros socios de coalición, alcanzando aproximadamente 400 votos electorales.
Esta cifra supera significativamente al candidato apoyado por el Movimiento por la Justicia de Pakistán (PTI), Mahmud Jan Achakzai, líder del partido regional baloche PMAP, principal fuerza opositora del país.
El viudo de la histórica ex primera ministra Benazir Bhutto se prepara para retornar a la Presidencia, cargo que ya ocupó de 2008 a 2013. No obstante, su pasado político se ve marcado por acusaciones de corrupción que datan de la década de los noventa.
En ese periodo, Zardari y Bhutto supuestamente utilizaron cuentas en bancos suizos para blanquear doce millones de dólares, presuntamente recibidos como sobornos de compañías buscando contratos.
Las alegaciones de corrupción contra Zardari son objeto de controversia y se remontan a los años 90, cuando él y su entonces esposa, la ex primera ministra Benazir Bhutto, habrían utilizado cuentas en bancos suizos para blanquear fondos provenientes de sobornos. Estos fondos, alrededor de 9,7 millones de euros, se relacionan con empresas que buscaban asegurarse contratos diversos.
En caso de ganar las elecciones indirectas, Asif Alí Zardari sucederá a Arif Alvi, quien se despidió este viernes con una guardia de honor tras un mandato complicado. Durante su gestión, Alvi enfrentó fuertes conflictos con la Liga de Sharif, acusándolo en reiteradas ocasiones de favorecer los intereses del líder opositor Imran Jan, del encarcelado Movimiento por la Justicia de Pakistán.
La última controversia significativa tuvo lugar en agosto del año pasado, cuando Alvi, a pesar de haber sido candidato presidencial respaldado por el PTI, acusó a miembros de su propio personal de traición por firmar en su nombre una polémica ley de secretos oficiales que refuerza la persecución de la divulgación de información clasificada.