Bastan solo 20 minutos rodeado de árboles para notar la diferencia. Así lo asegura una investigación de la Universidad de Medicina de Viena, que midió científicamente cómo un paseo por el bosque reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en adultos, según una información publicada en Diario de Yucatán.
Mientras un grupo caminaba por el Bosque de Viena, otro lo hacía en un entorno urbano sin vegetación. El resultado fue claro: quienes estuvieron en contacto con la naturaleza experimentaron un descenso significativo del estrés y mantuvieron emociones más positivas.
Daniela Haluza, autora principal del estudio, destaca que “es una opción sencilla y accesible para cuidar la salud mental, especialmente en contextos urbanos donde el estrés es habitual”.
La conclusión va más allá de la medicina individual: los investigadores sugieren que incorporar espacios verdes cercanos en las ciudades podría ser una estrategia útil de salud pública.
En tiempos donde la ansiedad crece y la desconexión con la naturaleza es cada vez mayor, la ciencia vuelve a recordarnos que no hace falta huir lejos para sentir alivio. A veces, basta con adentrarse de árboles y dejar que el silencio y el verde hagan su parte.