El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, volvió a subrayar que la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la Unión Europea no es un mero gesto simbólico, sino una apuesta política firme y sostenida. En una entrevista concedida a Catalunya Ràdio, el ministro defendió que este objetivo sigue siendo una prioridad absoluta, incluso “por mucho que el PP haga mofa” o intente, según sus palabras, poner “palos en las ruedas”.
Albares recordó que el reconocimiento de estas lenguas no es solo un compromiso del Gobierno, sino también suyo a título personal. Lo presenta como un deber con la ciudadanía y con la diversidad cultural que España representa dentro de Europa. En su opinión, si desde el inicio todas las fuerzas políticas hubieran remado en la misma dirección, la unanimidad necesaria entre los 27 Estados miembros ya estaría asegurada. Sin embargo, lamenta que el Partido Popular no haya acompañado este proceso y afirma sentir “dolor como español y como ministro” al ver que una fuerza política nacional dificulta un paso tan relevante para la proyección lingüística del país.
El ministro, con un tono firme pero sereno, insistió en que la falta de apoyo del PP puede ralentizar el avance, pero no frenarlo. “Pueden retrasarlo, pero no van a poder impedirlo”, aseguró, dejando claro que el camino iniciado es irreversible y que el Gobierno mantendrá el pulso diplomático el tiempo que sea necesario.
En cuanto a la situación actual en Bruselas, Albares explicó que la propuesta ya cuenta con el respaldo de 20 de los 27 Estados miembros. Un apoyo que considera significativo y que, según él, refleja la comprensión creciente sobre la importancia de integrar estas lenguas en el marco oficial de la UE. No obstante, también admitió que algunos países, entre ellos Alemania, siguen necesitando más tiempo para estudiar la petición y asegurarse de que no sienta precedentes que compliquen otros debates internos europeos, según Europa Press.
Aun así, el ministro quiso transmitir calma y confianza: ningún país, asegura, tiene intención real de vetar la iniciativa. Simplemente se trata de un proceso diplomático que requiere diálogo, explicaciones y garantías. Albares mostró optimismo tras abordar la cuestión con el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, durante su visita de Estado.
“Este es un camino irreversible e irrenunciable”, reiteró. Y aunque evitó marcar una fecha concreta, sí afirmó con rotundidad que el catalán, igual que el euskera y el gallego, acabará siendo lengua oficial de la Unión Europea. Una meta que, para él y para el Gobierno, no es negociable.