WILLIAM AMARO GUTIÉRREZ
Prov.23:26: “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”
Cómo ya lo hemos dicho antes y en varias ocasiones. Y lo vamos a seguir diciendo, la Salvación y la opción de Vida ETERNA del ser humano, se va a fundamentar en la forma como vamos a adorar y la capacidad de vivir de acuerdo como DIOS lo espera en estos últimos días.
Amigos, cuando Dios recibe palabras de agradecimiento de manera vehemente, gritos, canciones etc. espera también que lo demuestre con hechos. Y con acciones de obediencia a su palabra. Es muy fácil llenar el ambiente con un mar palabras de agradecimiento por el beneficio otorgado o el favor concedido. Por la ayuda prestada o el perdón recibido que vino de alguien cercano o incluso un enemigo.
Pero indudablemente que dichas personas esperan actos visibles y muestras concretas de ese agradecimiento. Evidencias palpables, evaluables, en las cuales se vea que se está verdaderamente agradecido.
Es lo que normalmente se espera. Por ejemplo. Un hijo que se descarriló, se metió en problemas graves y se le ayudó a salir, lo menos que esperan sus padres es que tome el camino correcto. Un cónyuge que falló se arrepintió, recibió el perdón, no debería fallar de nuevo. No bastaría con decir: Gracias, fulano. ¿Sí o no?
Si este principio, evidentemente elemental, vale para los seres humanos, con muchísimas más razón vale para Dios. Dios no necesita de sus Gracias. El espera algo más. “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” Prov.23:26.
Darle nuestro corazón a Dios y mirar por sus caminos, se refiere a tus actos de obediencia a su palabra. A tus obras, que son producto de tu fe. Y tu fe, que produce tus obras. Sin excusas, justificaciones y motivos absurdos para no hacerlo.
No es que yo INTERPRETE lo que DIOS me quiere decir. NO. Es lo que Dios enseña, indica, aspira que seamos obedientes. Sin escusas , dilaciones o absurdas interpretaciones. No un simple “Gracias Dios”.
Los tiempos que estamos viviendo son una oportunidad de oro para nuestras vidas. Debemos abandonar la simplicidad de dar gracias a Dios solo como un mero eslogan. Es la hora para que sea escrito su nombre en los registros del cielo como elegido de Dios.
Basta de creer que con un simple “GRACIAS” estamos satisfaciendo la majestad divina. Dios merece lo mejor. Su carácter, su voluntad y su obediencia. Por eso reclama con absoluta autoridad.
“Así habéis invalidado el Mandamiento de Dios por vuestra tradición. ¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. “En vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”, Mateo 15;6-9. ¿Cómo les parece?
Sí, y no mire para los lados. Es para Ud. y para mi, apreciado lector. Tal vez alguien quiera justificarse diciendo que eso fue para los antiguos. Que la obediencia a la Ley de Dios quedó clavada en la Cruz. Pero no. Es para nosotros y ahora. Vean como lo expone el mismo SEÑOR Guardad mis Mandamientos y cumplidlos. “Yo Soy el Eterno”, Lev.22:31.
También les dijo: “Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis Mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que prescribí a vuestros padres…”, 2 Rey.17.13. “Si me amáis, guardaréis mis Mandamientos”, Juan.14:15.
Mis apreciados, cualquier acto de agradecimiento verdadero , genuino, sincero al ser que amamos se basará à en actos permanente obediencia. No hay otra forma. ¡Hasta el próximo Artículo Dios mediante!. “La Biblia es para mí «El Libro». No veo como alguien puede vivir sin ella”. Gabriela mistral, Poetiza chilena, premio Nóbel de literatura.