Establecer una conversación fluida con un adolescente puede parecer misión imposible. El tono se eleva, las respuestas se acortan y, muchas veces, el diálogo termina en un portazo. Pero la ciencia y la experiencia clínica coinciden: es posible tender puentes. Varios expertos en salud mental explican cómo lograrlo sin caer en reproches, discursos ni silencios incómodos.
La psicóloga Laura Markham lo tiene claro: si no escuchas con atención y sin juzgar, no esperes que te hablen. “Validar sus emociones, aunque no las compartas, es el primer paso para que un adolescente confíe en ti”, explica. Mirar a los ojos, evitar interrumpir y no soltar soluciones rápidas puede marcar la diferencia.
Pedir detalles a la fuerza solo aleja. Así lo defiende la Dra. Lisa Damour: “Presionar solo los empuja a cerrarse más”. Recomienda crear momentos naturales para hablar —como una caminata o una cena— sin invadir su espacio. Mostrar disponibilidad sin insistencia constante suele dar mejores resultados.
El psiquiatra Daniel Siegel recuerda que “un sermón no es una conversación”. Invita a cambiar el chip: en vez de imponer opiniones, hay que abrir espacio para que los adolescentes expresen su visión. Escuchar, negociar y hablar con calma, aunque cueste, ayuda a construir respeto mutuo.
En tiempos de pantallas, también se puede usar la tecnología a favor. La terapeuta Rachel Simmons aconseja enviar mensajes positivos o compartir memes que les gusten. “Es una forma de entrar en su universo sin forzar nada”, señala.
La psicóloga Silvia Álava lo resume así: “Si gritas, ellos gritarán. Si respetas, respetarán”. Los adolescentes aprenden más por lo que ven que por lo que oyen. Ser coherentes en el día a día, mostrar vulnerabilidad y hablar con naturalidad sienta las bases de una comunicación sólida.
Hablar con un adolescente no tiene por qué ser una guerra de trincheras. Con empatía, paciencia y el tono adecuado, es posible generar una relación donde se sientan escuchados y acompañados, no vigilados ni juzgados. En esa fórmula, el respeto y la confianza son los verdaderos ingredientes.