Hoy: 23 de noviembre de 2024
El presidente de la Nación Navajo, Buu Nygren, ha instado a la NASA a posponer el lanzamiento de la primera misión estadounidense a la Luna en 50 años, programada para el 8 de enero. El motivo de la solicitud radica en la posible inclusión de restos humanos incinerados en la carga útil del cohete Vulcan Centaur, el cual transportará el aterrizador Peregrine Mission One a la superficie lunar.
Nygren expresó su preocupación por la falta de consulta a la tribu en este asunto. En una entrevista con la radio pública de Arizona, subrayó que la Luna es un lugar sagrado para diversas culturas indígenas y depositar restos humanos en ella equivale, según él, a una profanación.
Esta no es la primera vez que la NASA se enfrenta a críticas por enviar cenizas humanas a la Luna. En 1998, las cenizas del ex geólogo y científico planetario Eugene Shoemaker fueron enviadas, lo que generó la condena del entonces presidente de la Nación Navajo, Albert Hale. Tras este incidente, la NASA se disculpó y se comprometió a consultar con las tribus antes de autorizar misiones similares en el futuro.
En su carta, Nygren destacó este compromiso previo y citó un memorando de 2021 firmado por la administración Biden, que se comprometió a consultar con la tribu sobre asuntos que les afecten.
En una sesión informativa científica previa al lanzamiento el 4 de enero, representantes de la NASA abordaron la controversia sobre las cargas útiles que contienen restos humanos. Chris Culbert, director del programa CLPS en el Centro Espacial Johnson de la NASA, afirmó que las empresas privadas que lanzan cargas útiles no necesitan la aprobación previa de la agencia. Según él, estas misiones son comerciales, y la responsabilidad recae en las empresas.
Los representantes de la NASA anunciaron que un grupo interinstitucional del gobierno de Estados Unidos se está reuniendo para discutir las objeciones de la Nación Navajo.
Por su parte, Celestis no considera convincentes las objeciones de Nygren. Charles Chafer, director ejecutivo y cofundador de Celestis, declaró que el proceso regulatorio no tiene en cuenta los principios religiosos y que ninguna religión puede dictar si una misión espacial debe aprobarse. Aseguró que ni la Luna ni las creencias religiosas deben condicionar los esfuerzos espaciales de la humanidad.