Victoria amarga de Feijóo en unas elecciones que dejan en manos de Puigdemont que Pedro Sánchez pueda formar gobierno

24 de julio de 2023
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El PP se queda lejos de la mayoría absoluta que vaticinaban casi todas las encuestas, el PSOE aguanta el embate y Vox se afianza en la tercera posición, seguido de Sumar

Con los ajustadísimos resultados que ha arrojado la jornada electoral del 23-J, no importa tanto quién ha ganado las elecciones, que ha sido el PP de Feijóo, como quién podrá gobernar, y con el 99% del voto escrutado es el PSOE de Pedro Sánchez, que aunque no ha ganado sí podrá formar gobierno con el apoyo de los partidos del bloque de izquierdas.

Las urnas han dejado un resultado envenenado que permite pensar ya en la idea del bloqueo al que se someterá el futuro gobierno por la dependencia de otras fuerzas que quieren cobrarse cara, muy cara, la pieza de su apoyo. Una analista decía anoche que a los españoles parece que les va la marcha de la inestabilidad que domina el mapa político español desde 2015. El 23J ha sido un nuevo ejemplo de ello y ningún de los grandes partidos, sobre todo el PP que tanto lo ha pedido, ha conseguido convencer para alcanzar una amplia mayoría que permita gobernar sin sobresaltos.

Tras el PP, que logra 136 diputados, la segunda fuerza política ha sido el PSOE, con 122 escaños; Vox ha mantenido su tercera posición y retienen 33 de sus 52 asientos en el Congreso, y Sumar la cuarta, con 31. La participación ha superado 70%.

Contra pronóstico de la mayoría de las encuestas -todas salvo la del CIS de Tezanos- y para asombro de una noche electoral que casi casi se decidió en ‘foto finish’, el Partido Popular ha conseguido una victoria amarga porque la suma con Vox no le permite alcanzar la mayoría absoluta y deja en manos de Pedro Sánchez la posibilidad de reeditar el gobierno con los apoyos de los partidos con los que ha gobernado desde las pasadas elecciones en 2019, entre ellos Sumar de Yolanda Díaz, que integra entre otros a IU-Podemos, pero sobre todo el partido de Puigdemont.

De las urnas han salido dos bloques igualados, en la izquierda y la derecha, que podrían formar gobierno. El PP es primera fuerza y suma 136 escaños que junto a los 33 de Vox, el que suma Unión del Pueblo Navarro y otro más de Coalición Canaria llegarían a 171 diputados.

Del otro lado, el PSOE queda en segunda posición y suma 122 asientos; Sumar, el partido de Yolanda Díaz consigue 31. Si a estos se suman los 7 de ERC, 6 de Bildu, 5 del PNV y 1 del BNG se quedan en 172 escaños. La clave está en los 7 diputados que ha conseguido Junts, que en caso de alcanzar un acuerdo serían decisivos.

En todo caso, desde el PSOE reivindican que el bloque de la izquierda está en condición de sumar mayoría y formar Gobierno. Así, pasadas las 23 horas y una vez el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez llegó a Ferraz, también empezó el movimiento en el exterior de la sede del PSOE.

El mismo movimiento existía en la calle Génova, sede del PP, donde Feijóo ha reivindicado como partido más votado su derecho a la investidura, aunque el dirigente popular sabe que todo dependerá de las negociaciones que abrirán los socialistas con los partidos independentistas, como los republicanos catalanes, ehBildu o Junts, el partido de Puigdemont, que se ha quedado con la llave de la caja de Pandora.

En concreto, con el 99,75% escrutado, el PP ha logrado 136 escaños (32,96% de los votos), 47 diputados más que los que consiguió el partido en las generales de noviembre de 2019. Por su parte, el PSOE se sitúa como segunda fuerza con 122 escaños (31,73%), dos diputados más que hace cuatro años, un resultado que han celebrado en Ferraz. “Es la primera vez que un PSOE que pierde las elecciones celebra una derrota frente a su sede nacional”, han señalado fuentes de la cúpula del PP.

En su primera intervención ante los medios, el dirigente de ERC Gabriel Rufián advierte que el apoyo para la investidura de Sánchez tendrá precio y será alto, muy alto, aunque en ningún momento habló de referéndum, que sí lo dejó entrever Junts, que tras cerrarse el escrutinio advierte que no harán presidente a Sánchez “a cambio de nada”.

Minutos después de cerrar los colegios electorales incluidos los canarios, se abrían dos grandes escenarios en la política española, uno que pasaba por el gobierno del PP con el apoyo de Vox, y otro con la repetición del bloque de izquierdas liderado por el PSOE. Todo podía pasar, pero en la mente de Feijóo no pasaba ni por asomo que al final de la noche tuviese que encajar una victoria que sabía a derrota, una victoria dolorosa que nadie esperaba en el partido y es probable que tampoco en el PSOE, y más cuando los sondeos realizados en los colegios daban una amplia ventaja al PP sobre los socialistas.

Incertidumbre y sorpresa

Con los primeros datos escrutados empezaba a mascarse la sorpresa y todo indicaba que la noche, marcada por la incertidumbre, sería larga y, a la postre, dolorosa. Tanto fue así que hasta la mitad del voto escrutado era el PSOE el que iba por delante y empezaba a mostrarse firme en los resultados. Llegaban los datos y apenas había movimiento de escaños. Fue en los restos finales cuando el PP consiguió tomar ventaja, pero nunca la esperada ni suficiente para cumplir los objetivos.

En las próximas horas se sucederán los análisis para entender y comprender qué ha pasado para que un partido que en las municipales derrotó a los socialistas y empezó la campaña de estas generales sobrado haya acabado desfondado. Es probable que al PP o al propio Feijóo le haya sobrado la última semana de campaña, en la que ha cometido errores que han lastrado la ventaja que tenía.

Uno de ellos no acudir al debate ‘a cuatro’ que permitió lucirse a Yolanda Díaz y Sánchez y recibir todo tipo de golpes sin poder defenderse. Otro, la torpeza en los bailes de datos con la ley de pensiones y, con ellos, las malas sensaciones que han dejado los pactos en autonomías y ayuntamientos entre PP y Vox con primeras decisiones poco acertadas.

Un problema añadido para el PP es su soledad en los territorios vasco y catalán -donde el PSC ha ganado como primera fuerza política- y que en Andalucía o Madrid no haya tenido un respaldo mayoritario como sucedió en las municipales de junio.

Si a todo lo anterior le sumamos que ha podido existir la movilización en la izquierda para acudir a votar y cierto triunfalismo en la derecha de que todo estaba ganado y decidido, el resultado es el que conocemos.

El escenario al que nos asomamos no es fácil. Habrá que ver si finalmente Pedro Sánchez consigue los apoyos, sea en primera o segunda vuelta, para formar gobierno y qué precio tendrá que pagar para ello. Atentos.

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