Hoy: 25 de noviembre de 2024
Un estudio capitaneado por un investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado la eficacia, tanto en células en cultivo como en animales, de un tratamiento destinado a un tipo concreto cáncer. Este se trata del cáncer de mama tipo HER2 positivo, resistente al fármaco T-DM1.
El trabajo ha descrito una nueva diana sobre la cual se puede dirigir un tratamiento con un anticuerpo específico frente a ese objetivo y se ha publicado en la revista científica Cancer Letters.
T-DM1 es un fármaco que consta de un anticuerpo modificado que se utiliza para tratar tumores HER2 positivos. Sin embargo, aunque tiene una eficacia elevada, en un estado más avanzado de la enfermedad este fármaco deja de ser útil.
“Hemos empezado a estudiar otras posibilidades de tratar tumores de mama del tipo HER2 positivo cuando las células tumorales se resisten a T-DM1″, declara Atanasio Pandiella, investigador del CSIC en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC-CSIC-USAL), en la nota de prensa. “Hemos identificado por qué algunas células que originalmente tienen la proteína HER2 se vuelven resistentes a T-DM1. Las células resistentes a este tratamiento han perdido la expresión de HER2. Hemos constatado que el tratamiento deja de ser efectivo porque estas células resistentes no tienen la diana del anticuerpo, mientras que las células tumorales que siguen expresando HER2 mueren con T-DM1″, señalaba Pandiella.
Al no ser efectivo el fármaco T-DM1 cuando hay pérdida de HER2 en las células tumorales, el cáncer puede seguir avanzando si no se actúa sobre ellas. Por ello, los investigadores han buscado otros caminos para estos casos de resistencia.
En concreto, Piandella y sus colaboradores han identificado una proteína de la superficie de las células llamada EGFR. Esta proteína se encuentra en la membrana de las células resistentes. “Como el EGFR está en estas células, hemos desarrollado en nuestro laboratorio un anticuerpo modificado del tipo ADC (un anticuerpo conjugado a fármaco) contra EGFR y hemos analizado su efecto. Y efectivamente hemos constatado que el anticuerpo frente a EGFR presentaba acción antitumoral“, declara el investigador.
“Nosotros en el laboratorio estudiamos por qué determinadas células pueden desarrollar resistencias a un tratamiento y buscamos nuevas estrategias para abordar dicha resistencia. A partir de aquí deben ser clínicos o industria farmacéutica los que prosigan con ensayos clínicos“, expone Pandiella.