El Ministerio de Defensa, que dirige Margarita Robles, tiene previsto entregar antes de que acabe 2025 a la multinacional tecnológica Indra, una firma privada en la que participa el Estado, un total de 6.000 millones de euros.
Se va a hacer sin convocar ningún concurso público, a dedo, lo que ha despertado inquietud en distintos sectores del ministerio, que ven irregular una adjudicación de esa envergadura sin atenerse a las normas del concurso público.
Con esta gigantesca aportación, el Gobierno quiere convertir a Indra en una de las grandes multinacionales del mundo. Pero en España hay más tecnológicas que también están interesadas en canalizar el volumen que supone invertir el 2,1% del PIB en material bélico al servicio de la OTAN.
Pedro Sánchez ha dicho de todo sobre la cuota del 2,1% del PIB que se han comprometido a invertir en armamento todos los miembros de la OTAN. Pero firmó el acuerdo aceptando el desafío.
Ha sido una exigencia del presidente Donald Trump. Hay un periodo de 10 años para culminar toda la inversión.
Pedro Sánchez dijo inicialmente, cuando llegó la orden de Trump, que España no pondría tanto dinero.
El presidente norteamericano lo ha reprendido varias veces por eso, dejando entrever que si España no cumple, como sí se han comprometido a hacer el resto de países de la OTAN, con ese 2,1%, adoptará medidas perjudiciales para España.
Incluso ha llegado a plantear la opción de expulsar a España de la OTAN.
Sánchez firmó el acuerdo junto con todos los países miembros para invertir ese porcentaje del PIB en armamento.
No se fían de Rusia, cuyo presidente Putin no se reprime al recordar el arsenal nuclear que tiene su país. A regañadientes, España ya ha empezado el gasto.
El problema es que Defensa no sabe qué hacer con ese dinero, en qué invertirlo, hay mucho dinero por medio y pocas ideas. Parte del dinero acabará en EE UU, pues es el principal mercado armamentístico.
«Dar a dedo una cantidad de dinero de esa magnitud, sin concurso, sin convocar a otras tecnológicas españolas, es muy preocupante. Indra es una empresa privada, con accionistas privados, que sin duda pueden enriquecerse con esta aportación del Gobierno de Pedro Sánchez», afirman fuentes de Defensa.
Aun cuando Defensa aumente aún más con este dinero su porcentaje de acciones en la sociedad, el valor de las participaciones se incrementará de forma notable y de ello se beneficiarán los accionistas privados.
El Gobierno favoreció la entrada en Indra, por ejemplo, del actual dueño mayoritario de Prisa, como compensación por el apoyo editorial que aporta el grupo al presidente Sánchez.