El debate sobre la validez de la prueba en el sistema penal moderno es una cuestión de rigor científico anclada en la legislación. La trascendencia de los protocolos de actuación forense radica en tres pilares que garantizan la integridad de la evidencia en el Reino de España. Abordaremos la Trascendencia Jurídica, donde el código hash blinda la inalterabilidad del dato digital; la trascendencia científica, donde el testigo métrico asegura la objetividad y mensurabilidad de las lesiones físicas; y, finalmente, la trascendencia metodológica, que articula estos mecanismos en un sistema robusto. Estos pilares transforman la evidencia en un testimonio procesalmente válido e irrefutable.
En este marco, los protocolos de la Policía Científica y de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMLCF), que rigen la actuación nacional, convierten dos procedimientos—el cálculo de la firma digital y el registro métrico—en requisitos obligatorios e ineludibles para la admisión de la prueba.
En el ámbito de la informática forense, la información extraída de un dispositivo electrónico (evidencia digital) es la prueba más vulnerable a la contaminación. La cadena de custodia, cuyo marco legal está recogido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LEC) y desarrollado por la Policía Científica, exige una metodología que garantice la integridad y la inalterabilidad del dato.
Este requisito se cumple mediante la generación de un código hash. Este código alfanumérico único, producido por algoritmos criptográficos como el SHA-256 o el MD5, actúa como una «huella digital» inmutable del archivo, siguiendo directrices técnicas como la norma internacional ISO/IEC 27037.
El protocolo obliga a registrar este código en el acta de Cadena de Custodia. Si la evidencia es alterada intencionalmente o por error durante su resguardo o traslado, el valor Hash final no coincidirá con el registrado inicialmente. Esta discrepancia demuestra automáticamente la ruptura de la integridad, invalidando la prueba digital ante los tribunales españoles.
En el examen de personas vivas, particularmente en casos de lesiones personales, los Protocolos de Actuación de los IMLCF establecen la obligatoriedad de documentar la evidencia biológica y traumatológica de forma tridimensional y exacta. Esto es crucial en lesiones que evolucionan rápidamente o desaparecen, como las contusiones y las mordeduras.
El testigo métrico (o escala de medición) es, en este contexto, la herramienta que garantiza la fijación científica de la evidencia física. Se trata de un objeto con medidas certificadas que se coloca junto a la lesión antes de la toma fotográfica.
La función del testigo métrico es doble:
Conclusión (trascendencia metodológica)
En síntesis, tanto el rigor matemático del Código Hash como la objetividad espacial del Testigo Métrico son instrumentos de trazabilidad que operan bajo el amparo de los protocolos de la Policía Científica y Medicina Legal en España. Ambos aseguran que la evidencia—digital o física—mantenga su identidad desde su obtención, cumpliendo con la exigencia jurídica fundamental de la inalterabilidad de la prueba. El conocimiento y la aplicación rigurosa de estos tres pilares (Jurídico, Científico y Metodológico) son esenciales para la solidez del proceso penal en nuestro país.
«La Cadena de Custodia es un eslabón que transforma el suceso caótico en evidencia ordenada, y sin la integridad de sus eslabones, la justicia se rompe.» (Doctor Crisanto Gregorio León)
Doctor Crisanto Gregorio León – Profesor Universitario