Los 5 alimentos que te suben la presión sin que lo notes y el falso remedio ‘natural’ que no debes usar

Entre los mitos más extendidos destaca el consumo de limón como solución para la hipertensión

La hipertensión arterial avanza en silencio. Muchas veces creemos que controlamos la sal porque no la añadimos al plato, pero la realidad es muy distinta: la mayor parte del sodio que consumimos cada día está escondido en alimentos cotidianos. Productos que parecen inofensivos, que forman parte de nuestra rutina, y que sin darnos cuenta pueden empujar nuestra presión arterial hacia arriba. A esto se suma la proliferación de supuestos remedios “naturales” que prometen bajar la presión sin base científica. Por eso, entender qué comemos y qué consejos evitar se ha vuelto más necesario que nunca.

Los 5 alimentos que elevan tu presión sin que lo notes

El primer gran protagonista es el pan, un alimento presente en casi todas las comidas del día. Aunque parezca simple y “neutral”, el pan tradicional puede contener más de 1 g de sal por cada 100 g, y algunos panes especiales o de molde tienen cifras similares. Al consumirlo varias veces al día, la suma se dispara sin que lo percibamos. Lo mismo ocurre con la pastelería industrial: croissants, brioches o bollería suave suelen incluir cantidades elevadas de sal que se combinan con azúcar y grasas para mejorar sabor y textura.

Otro alimento que sorprende son las hamburguesas vegetales. Aunque se presentan como opción saludable, muchas versiones industriales pueden tener entre 1,5 y 2,3 g de sal por cada 100 g. Los fabricantes la añaden para reforzar el sabor y la consistencia, lo que convierte a estos productos en una fuente de sodio comparable a la charcutería.

Los cereales de desayuno también merecen un lugar en esta lista. Su fama de “ligeros” o “energéticos” hace que olvidemos revisar su etiqueta: algunos contienen hasta 1 g de sal por cada 100 g, especialmente las versiones crujientes o azucaradas.

A esto se suman dos productos muy presentes en la cocina diaria: los caldos en cubo y las sopas preparadas. Un solo cubito puede aportar hasta el 20% de la sal recomendada para todo el día, y un bol de sopa industrial puede llegar a los 2 g de sal. Aunque son prácticos, su impacto en la presión arterial es mayor del que imaginamos.

El falso remedio “natural”: por qué el limón no baja la presión

Entre los mitos más extendidos destaca el consumo de limón como solución para la hipertensión. En redes sociales abundan recetas que prometen bajar la presión con agua tibia y limón, pero los expertos son claros: no existe evidencia científica que respalde esta afirmación. Cardiólogos como Xavier Girerd aseguran que ningún estudio serio ha probado un efecto antihipertensivo del limón, y advierten que muchos de estos mensajes son simplemente desinformación.

El limón no baja la presión, no desintoxica el organismo ni regula la glucemia. Lo que sí puede hacer es ayudarnos a usar menos sal, porque potencia el sabor natural de los alimentos. Esa es su verdadera utilidad en la hipertensión: no como remedio milagroso, sino como aliado para cocinar con menos sodio.

La recomendación real, avalada por organizaciones internacionales, sigue siendo clara: no superar los 5 g de sal diarios, evitar procesados y priorizar preparaciones caseras con hierbas, especias y, por qué no, un toque de limón.